20 Ejemplos de
Diálogos cortos

Un diálogo es un intercambio verbal entre dos o más personas. Se llama de esta manera tanto a su forma escrita como a cualquier tipo de comunicación oral de la vida cotidiana en la que se alterne el uso de la palabra entre un hablante y un oyente. Por ejemplo:

–Hola, ¿me podría decir la hora?
–Sí, son las cuatro y media.
–¡Gracias!
–Por nada.

La extensión, la temática y el estilo de un diálogo suelen estar definidos por el contexto en el que se produce la comunicación y los participantes involucrados. De este modo, los diálogos pueden ser orales o escritos, formales o informales, espontáneos u organizados previamente. Por ejemplo: una charla entre dos amigos, una conversación entre dos personajes de una novela, una entrevista laboral, una consulta médica, un debate, un chat.

Los diálogos orales tienen lugar constantemente en la vida cotidiana y son nuestra principal forma de comunicación. Suelen ir acompañados de expresiones, gestos, ademanes, entonaciones, silencios, entre otros elementos, que complementan el mensaje verbal.

Asimismo, es posible encontrar diálogos escritos en diversas formas de literatura, como en cuentos y novelas, intercalados en la narración. En los géneros narrativos, los diálogos son los momentos en que los personajes toman la palabra. Por otro lado, en el género dramático, los actores ejecutan oralmente los diálogos que están escritos en el guion, y lo mismo ocurre en el cine y la televisión.

Recuerda: En la escritura, cada intervención de un diálogo comienza en una línea aparte, se introduce con una raya (–) y se cierra con un punto. En caso de que aparezca una aclaración del narrador, se continúa en la misma línea y también se usa la raya para introducirla. En cambio, en los diálogos teatrales, cada parlamento es precedido por el nombre del personaje que habla, seguido de dos puntos.

Ejemplos de diálogos cortos

  1. Diálogo en el supermercado

    ―¡Hola, Martina!
    ―¡Hola, Ricardo! ¡Tanto tiempo! Qué casualidad encontrarnos en el supermercado, ¿no?
    ―Sí, realmente. ¿Cómo has estado todos estos años? Pensé que estabas viviendo fuera del país.
    ―¡Sí! Estuve muchos años viviendo en Francia, pero hace unos meses volví para quedarme. ¿Por qué no aprovechamos este encuentro y arreglamos para cenar algún día?
    ―Me encanta la idea. ¿El martes? ¿Qué dices?
    ―Perfecto, justo estoy libre. Te dejo mi número para que definamos horario y lugar, ¿te parece bien?
    ―Me parece genial. ¡Qué alegría volver a encontrarte! Nos vemos el martes entonces.
    ―Lo mismo digo, tenemos mucho para ponernos al día. ¡Nos vemos pronto! ¡Adiós!
  2. Diálogo en el cine

    —Disculpe, ese es mi asiento.
    —¿Está seguro?
    —Sí, mi entrada dice fila 6, asiento 12. Es ese mismo.
    —Disculpe, había visto mal mi entrada. Mi asiento es el 2. Ya le dejo su asiento.
    —Muchas gracias.
    —De nada. Hasta luego.
  3. Diálogo entre una madre y su hijo

    —¿Dónde has estado? —le dijo su madre en cuanto entró a la casa.
    —En la casa de un amigo —respondió él con fastidio.
    —¿Qué amigo?
    —No lo conoces. Por favor, fue un día muy difícil, necesito acostarme —dijo el joven con sus últimas fuerzas.
    —Esta conversación no está terminada.
    —Ya lo creo. —Y se metió en su habitación dando un portazo.
  4. Diálogo de Macbeth, de William Shakespeare
    (trad. de Agustín García Calvo)

    ACTO 3 – ESCENA II
    El palacio. Entran LADY MACBETH y un CRIADO.

    LADY MACBETH: ¿Se ha ido Banquo de la corte?
    CRIADO: Mi dueña, sí, pero a la noche está de vuelta.
    LADY MACBETH: Ve y dile al rey que espero que me otorgue espacio para un breve recado.
    CRIADO: Así lo haré, mi dueña.

    Sale.
  5. Diálogo entre Caperucita Roja y su madre

    ―¡Caperucita! ―llamó la madre desde la cocina.
    ―¡Aquí estoy! ―respondió la niña.
    ―Necesito pedirte un favor. Tu abuela está enferma y quiero enviarle esta canasta con algunos alimentos para que pueda reponerse.
    ―¿Quieres que yo le lleve la canasta a la abuelita? ―comprendió rápidamente Caperucita.
    ―Exactamente.
    ―¡Excelente! ¡Me encanta visitar a la abuela! ―festejó la niña.
    ―Me alegro. A ella también le encanta recibirte. Toma ―le dijo, mientras le entregaba la canasta.
    ―¡Salgo ya mismo!
    ―¡Gracias! Recuerda seguir el camino de siempre y no hablar con ningún desconocido ―le advirtió la madre.
    ―No te preocupes, tendré mucho cuidado. ¡Hasta luego, mamá! ―dijo ya fuera de la casa, mientras salía al trote.
  6. Diálogo en un autobús

    ―Buen día, señor.
    ―Buen día.
    ―Le hago una consulta. ¿Este ómnibus llega hasta el centro de la ciudad?
    ―Sí, serán unos veinte minutos de viaje desde acá. De hecho, es el final del recorrido.
    ―¡Perfecto! ¿Cuánto cuesta el pasaje?
    ―4,20 pesos.
    ―Aquí tiene. Muchas gracias.
    ―Por nada, que tenga un buen viaje.
  7. Diálogo de Las viñas de la ira, dirigida por John Ford

    Ma Joad: Tommy, no vas a matar a nadie, ¿verdad?

    Tom Joad: No, mamá, eso no. No es eso. Es solo que, ya que de todas formas soy un forajido, tal vez pueda hacer algo. Tal vez pueda averiguar algo, buscar y tal vez descubrir qué anda mal, y luego ver si hay algo que se pueda hacer al respecto. No lo he pensado claramente, mamá. No puedo. No sé lo suficiente.

    Ma Joad: ¿Cómo sabré de ti, Tommy? Podrían matarte y yo nunca lo sabría. Podrían lastimarte. ¿Cómo lo voy a saber?

    Tom Joad: Bueno, tal vez sea como decía Casy. Uno no tiene un alma propia. Solo un pedacito de un alma grande, del alma grande que nos pertenece a todos.

    Ma Joad: Y entonces… ¿Entonces qué, Tom?

    Tom Joad: Entonces no importa. Estaré en cualquier parte de la oscuridad. Estaré en todas partes dondequiera que pongas la mirada. Dondequiera que haya una lucha para que puedan comer los hambrientos, allí estaré. Donde haya un policía golpeando a un hombre, allí estaré. Estaré en los gritos de los hombres cuando se enojan. Estaré en la risa de los niños cuando tienen hambre y saben que la cena está lista. Y cuando la gente coma lo que cultiva y viva en las casas que construyó, también estaré ahí.

    Ma Joad: No lo entiendo, Tom.

    Tom Joad: Yo tampoco, mamá, pero es algo en lo que he estado pensando.
  8. Diálogo en la panadería

    —Buen día.
    —Buen día. ¿En qué puedo ayudarla?
    —Necesito dos kilos de pan, por favor.
    —Dos kilos de pan. Aquí están. ¿Algo más?
    —Nada más. ¿Cuánto le debo?
    —Treinta pesos.
    —Aquí tiene.
    —Muchas gracias. Buenas tardes.
    —Buenas tardes.
  9. Diálogo de Doña Francisquita. Comedia lírica en tres actos
    (texto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw)

    Fernando: Señorita…
    Francisquita: Caballero…
    Fernando: Que os detenga, perdonad.
    Madre de Francisquita: ¿Qué es, Francisca?
    Francisquita: Nada, madre. El pañuelo que me da. Esperad, no sé si es mío.
    Fernando: De que es vuestro yo doy fe.
    Francisquita: ¿Está un poco descosido?
    Fernando: En efecto.
    Francisquita: Por ventura, ¿es de encaje?
    Fernando: Sí, yo os lo fío.
    Francisquita: Es el mío.
    Fernando: Y una efe.
    Francisquita: Francisca quiere decir.
    Fernando: ¡Es muy hermosa!
    Francisquita: Aunque las señas coinciden con mi pañuelo bordado, si alguna dama pregunta si lo habéis encontrado, decidle vos que aquí vive la viuda de Coronado y que su hija lo tiene para su dueña guardado.
    Fernando: Perded, señora, cuidado.
    Francisquita: ¡Adiós!
    Fernando: ¡Adiós!
  10. Diálogo telefónico con una pizzería

    ―Hola, quería ordenar una pizza grande de muzzarella.
    ―Buenas noches. Sí, por supuesto, ¿a qué dirección se la envío?
    ―José Martí 4525, piso 4, departamento C.
    ―Son 600 pesos. ¿Con cuánto abona?
    ―Con 1000 pesos.
    ―Muy bien, le envío el cambio entonces.
    ―¿Cuánto demora aproximadamente?
    ―Alrededor de 40 minutos.
    ―Excelente, muchas gracias. Buenas noches.
    ―Buenas noches, gracias por su pedido.
  11. Diálogo de “El ser humano está radicalmente solo”, de Hebe Uhart

    ―¿Qué te pasa?
    ―Nada. Pienso.
    ―¿En qué pensás?
    ―En nada, en nada. Mejor lo dejamos ahí.
  1. Diálogo de Rebatibles, de Norman Briski

    HUMBERTO: Usted… ¿tiene para mucho?
    ARÓN: ¿Cómo?
    HUMBERTO: Digo… Si tiene para mucho…
    ARÓN: No… no, media hora nada más. (Pausa) ¿Usted me espera a mí para terminar?
    HUMBERTO: Sí…
    ARÓN: Es que mañana tengo que entregar el balance… lo mejor será que venga más temprano y termine… si termino… ¿Usted es contratado por la empresa o el edificio?
    HUMBERTO: (Pausa) La empresa.
    ARÓN: (Canta el jingle de la empresa). Sugarpoint, Sugarpoint. We are all of Sugarpoint… Somos de la misma empresa…
    HUMBERTO: (Pausa) Sí.
    ARON: ¿Tiene alguien que le haga impositiva?
    HUMBERTO: No.
    ARON: (Poniéndose el saco) Si quiere se la hago. El primer año gratis.
    HUMBERTO: Gracias.
    ARON: Vence en nueve días. ¿Casado o soltero?
    HUMBERTO: Soltero.
    ARON: Yo estoy casado con mi mamá. (Toca el botón del ascensor) ¡Hasta mañana, Humberto! (Entra al ascensor. Se asoma) Arón. (Vuelve a entrar y se va)
    HUMBERTO: ¡Hasta mañana!… Arón.
  2. Diálogo entre personas desconocidas

    —Disculpe.
    —Sí, dígame.
    —¿No vio por aquí un perro negro?
    —Pasaron varios perros esta mañana.
    —Busco uno que tiene un collar color azul.
    —Ah, sí, lo vi irse en dirección al parque, hace solo un momento.
    —¡Voy para allá! Muchas gracias, hasta luego.
    —Hasta luego.
  3. Diálogo entre amigos

    Juan: ¿De quién es este paraguas?
    Ana: No lo sé, no es mío.
    Juan: ¿Alguien olvidó un paraguas en el pasillo?
    Alberto: Yo no.
    Diana: Yo no.
    Juan: ¿Entonces quién lo dejó?
    Ana: Margarita estuvo aquí más temprano. Probablemente sea de ella.
    Juan: Voy a llamarla para avisarle que está aquí.
  4. Diálogo en una oficina

    —Buenos días.
    —Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
    —Estoy buscando la Oficina de Admisión para dejar una documentación, ¿sabe dónde está?
    —Sí, claro. Tiene que subir al primer piso, doblar a la derecha y la última puerta del pasillo es la que usted busca.
    —Genial, muchas gracias.
    —Debo advertirle, de todas maneras, que la Oficina de Admisión recién abre al mediodía…
    —Ah, no lo sabía. Bueno, vuelvo más tarde entonces. ¡Muchas gracias!
    —No hay por qué. Que tenga un buen día.
    —¡Igualmente!
  5. Diálogo telefónico entre conocidos

    —¿Hola?
    —Hola, soy Mariano.
    —Hola, Mariano, ¿Cómo estás?
    —Bien, gracias. ¿Podría hablar con Julia? No consigo comunicarme con su teléfono.
    —Me dijo que su teléfono se quedó sin batería. Ya te paso con ella.
    —Muchas gracias.
    —De nada. Adiós.
  6. Diálogo telefónico con un consultorio médico

    ―Consultorio del doctor Ramírez, buenos días.
    ―Buenos días, necesitaba sacar un turno con el doctor lo antes posible.
    ―¿Qué días puede venir?
    ―Podría ser lunes, miércoles o viernes.
    ―El doctor tiene un turno libre el próximo miércoles a las 8 AM.
    ―Perfecto, lo tomo.
    ―Listo, ya está agendado. No se olvide de traer los estudios previos.
    ―¡Ah! Gracias por recordármelo.
    ―No hay por qué. ¡Que tenga un lindo día!
    ―Muchas gracias a usted, nos vemos el miércoles.
  7. Diálogo entre una madre y su hija

    ―Mamá, hoy en la escuela nos pidieron que llevemos un diccionario.
    ―Bueno, hija, después le digo a tu padre que compre uno de camino a casa. ¿Algo más les pidieron?
    ―No, pero me vendría bien tener un cuaderno nuevo porque el mío ya está por terminarse.
    ―¿Qué tipo de cuaderno es?
    ―Uno cuadriculado, porque es el de Matemática.
    ―Perfecto, ya le aviso que necesitas esas dos cosas para cuando pase por la librería. ¿Seguro que nada más?
    ―Seguro, mamá. Muchas gracias. Ahora voy a casa de Martín a estudiar para el examen, nos vemos más tarde.
    ―Muy bien, nos vemos a la noche. Envíale mis saludos a la mamá de Martín. ¡Hasta luego!
    ―¡Adiós!
  8. Diálogo en el trabajo

    ―Buenos días, Roberto.
    ―Buenos días, señor Rodríguez.
    ―¿Preparó el informe que le pedí ayer?
    ―Sí, ayer pude terminarlo, pero necesitaría hacerle una última revisión. ¿Es posible?
    ―Lo tengo que presentar en la reunión con los empresarios después del mediodía. Si quiere, puede tomarse la mañana para revisarlo, pero a las 12 lo necesito en mi escritorio.
    ―No se preocupe, con un par de horas es suficiente. Antes del mediodía tendrá el informe completo en su despacho.
    ―Muchas gracias, Roberto, sabía que podía confiar en usted.
    ―Por nada. Me voy a mi escritorio a trabajar, así no perdemos más tiempo.
    ―Perfecto, cualquier dificultad no deje de avisarme. Lo veo más tarde.
    ―En un rato le llevo el informe.
  9. Diálogo entre vecinos

    VECINO 1: Hola, Sergio, ¿cómo está?
    VECINO 2: ¡Hola, vecino! ¡Qué alegría encontrarlo! Hacía muchos días que no lo veía. ¿A qué debo su visita?
    VECINO 1: Vine porque tengo un problema de humedad en mi casa, y creo que tiene que ver con las cañerías de su cocina, ¿puede ser?
    VECINO 2: ¡No me diga! Ayer estuvo el plomero trabajando porque teníamos unas filtraciones. ¿Habrá sido por eso?
    VECINO 1: Seguramente…
    VECINO 2: No se preocupe. Hoy mismo lo llamo para que pase por su casa a revisar qué fue lo que ocurrió.
    VECINO 1: Se lo agradezco mucho. Probablemente no sea nada grave.
    VECINO 2: Le confirmo el horario apenas pueda comunicarme con él. ¡Y le pido disculpas por las molestias!
    VECINO 1: No es molestia, es algo que puede ocurrir, no hay problema. Muchas gracias por ocuparse.
    VECINO 2: No hay por qué. Lo llamo más tarde. Salude a su familia de mi parte.
    VECINO 1: ¡Gracias! ¡Adiós!
  10. Diálogo de La aventura de un fotógrafo en La Plata, de Adolfo Bioy Casares

    Cuando llegó a la pensión de los Lombardo, la patrona le dijo:

    ―Ave María purísima. Menos mal que vino. El señor don Juan estaba inquieto.
    ―¿Enojado?
    ―Para nada. Le diría: todo lo contrario. Inquieto de que le pasara algo. Pobre señor: al verlo, ¡cómo se va a alegrar!
    ―Subo a su cuarto. ¿No estará durmiendo la siesta?
    ―Vaya, vaya cuanto antes. Le aseguro que es notable el afecto que le ha tomado el señor en tan poco tiempo.
    ―Voy ahora mismo.
    ―Que no me oigan las hijas. O me equivoco de medio a medio, o lo quiere más que a ellas. Para mí que ve en su traza algún parecido con el hijo que perdió.
  11. Diálogo de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca

    JORNADA TERCERA – ESCENA XI

    CLARÍN: Señora, ¿es hora de verte?
    ROSAURA: ¡Ay, Clarín! ¿Dónde has estado?
    CLARÍN: En una torre encerrado
                   brujuleando mi muerte,
                   si me da, o… no me da;
                   y a figura que me diera,
                   pasante quínola fuera
                   mi vida: que estuve ya
                   para dar un estallido.
    ROSAURA: ¿Por qué?
    CLARÍN: Porque sé el secreto.
                   de quién eres y en efeto,
                   Clotaldo… Pero ¿qué ruido
                   es este?
    ROSAURA: ¿Qué puede ser?
    CLARÍN: Que del palacio sitiado
                   sale un escuadrón armado
                   a resistir y vencer
                   el del fiero Segismundo.
    ROSAURA: Pues ¿cómo cobarde estoy,
                       y ya a su lado no soy
                       un escándalo del mundo,
                       cuando ya tanta crueldad
                       cierra sin orden ni ley?

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Ribas, Natalia (25 de octubre de 2024). Diálogos cortos. Enciclopedia de Ejemplos. Recuperado el 30 de octubre de 2024 de https://www.ejemplos.co/10-ejemplos-de-dialogos-cortos/.

Sobre el autor

Autor: Natalia Ribas

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires).

Fecha de publicación: 9 de febrero de 2017
Última edición: 25 de octubre de 2024

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