La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y gestionar las emociones. Es una habilidad que permite llevar un ritmo de vida equilibrado, ya que facilita la buena comunicación con los demás y la confianza para expresarse y enfocarse en los objetivos manteniendo el autocontrol. Por ejemplo: ser flexible ante situaciones inesperadas, escuchar con atención a los demás, resolver problemas.
El concepto de inteligencia emocional se basa en la teoría de las inteligencias múltiples planteada por Howard Gardner (1943) a principios de la década de 1980. En ella, se describen ocho tipos de inteligencia, entre los cuales se encuentran la interpersonal y la intrapersonal, ambas relacionadas con la gestión de las emociones.
Más tarde, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman (1946) consideró que estos dos tipos de inteligencia conforman la inteligencia emocional, y definió a esta última como la capacidad de dirigir y equilibrar los estados emocionales.
Desde entonces, la inteligencia emocional ha sido estudiada por diversas áreas, como la psicología, la educación y las neurociencias. Además, se ha promovido la educación emocional como parte necesaria en el desarrollo integral de las personas, sobre la base de que las habilidades vinculadas con ella se pueden enseñar y aprender. Por ejemplo: la perseverancia, el autocontrol, la automotivación.
- Ver además: Empatía
Componentes de la inteligencia emocional
El objetivo de desarrollar la inteligencia emocional no es modificar las emociones, sino la forma en que se reacciona ante ellas. Las personas que desarrollan una alta inteligencia emocional son capaces de dimensionar las sensaciones que experimentan de forma más equilibrada, por lo que pueden gestionarlas adecuadamente.
La inteligencia emocional se organiza en cinco competencias o habilidades, divididas en dos grupos de aptitudes. Ellas son:
Aptitudes personales
- Identificar las emociones propias. Es la capacidad de evaluar las emociones, su origen y cómo influyen en el comportamiento. Por ejemplo: una persona que sabe que cuando está cansada todo le molesta, y eso la ayuda a no enojarse con otras personas en esos momentos.
- Regular las emociones. Es la posibilidad de gestionar algunos impulsos o reacciones. Permite adaptar las emociones a un determinado momento y contar con recursos para disminuir las sensaciones displacenteras. Por ejemplo: un niño que está aburrido y no tiene con quién jugar, y decide hacer una torre con todos sus bloques.
- Motivarse a uno mismo. Es la habilidad de impulsarse a uno mismo a cumplir objetivos, reconocer oportunidades y actuar con responsabilidad. Por ejemplo: una persona que decide utilizar sus conocimientos de jardinería para comenzar un emprendimiento propio.
Aptitudes sociales
- Identificar las emociones de los demás. Es el reconocimiento de las emociones ajenas y el desarrollo de la empatía. Permite ponerse en el lugar de otros y actuar en consecuencia. Por ejemplo: una persona que se alegra porque su amiga consiguió un logro importante.
- Manejar las relaciones. Es la capacidad de relacionarse adecuadamente con los demás. Posibilita motivar e influir sobre otras personas y mantener una buena comunicación. Por ejemplo: un profesor que escucha atentamente a sus alumnos.
- Puede servirte: Diferencia entre actitud y aptitud
Ejemplos de inteligencia emocional
Algunas pautas que dan cuenta de que una persona ha desarrollado inteligencia emocional son:
- Comprende que las experiencias personales no siempre pueden generalizarse y tiene en cuenta las individualidades.
- Piensa en sus reacciones impulsivas, trata de interpretarlas y aprender de ellas.
- Puede expresar sus emociones ante personas en las que confía.
- Reconoce sus errores y procura evitarlos en el futuro.
- Dedica tiempo a reflexionar sobre sí misma y puede diferenciar sus emociones.
- Entiende que todas las emociones son válidas y no se juzga a sí misma ni a los demás por experimentarlas.
- Valora los triunfos de los demás.
- Muestra sensibilidad hacia los sentimientos de otras personas.
- Utiliza un lenguaje claro para expresar lo que le pasa.
- Responde positivamente a nuevas ideas.
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Referencias
- Bisquerra, R. (2010). Educación emocional y bienestar. Wolters Kluwer.
- Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Kairós.
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