Las mezclas homogéneas de dos sustancias que no reaccionan entre sí se denominan disoluciones, mientras que las mezclas no homogéneas donde los componentes se pueden distinguir fácilmente son mezclas heterogéneas, que se denominan coloides y suspensiones. Es necesario, en cada caso, que exista una sustancia de proporción mayoritaria (solvente) y otra (u otras) de menores proporciones (soluto/solutos), que se disuelven en la mayoría.
Las concentraciones de cada sustancia pueden representarse de distintas formas, una de las más sencillas es el porcentaje entre soluto y solvente. Por otro lado, también la molaridad (cantidad de soluto por litro de disolución) y las partes por millón ([cantidad de unidades de soluto por cantidad de unidades de disolución]x106) son opciones para la representación de la concentración.
Pueden existir mezclas cuyos componentes de forma individual están en distintos estados de agregación y es, generalmente, el estado de agregación de la mezcla el correspondiente al de la sustancia que está en mayor cantidad.
Ver además:
Características de las mezclas de gases y sólidos
Las mezclas entre un gas y un sólido pueden ser tanto homogéneas como heterogéneas, dependiendo de qué gas y qué sólido se mezclen. Por ejemplo: polvo volcánico en el aire, aerosol sólido. En estas mezclas puede estar el gas en menor cantidad y el sólido en mayor cantidad, o puede ocurrir lo contrario. El caso en el que un sólido se disuelve en un gas no es demasiado común, pero suele ocurrir que sustancias sólidas como la naftalina se mezclan con el aire (que es una mezcla de gases), generando una solución en estado de agregación gaseoso. En efecto, las combinaciones de gas y sólido que tienen al sólido como soluto se restringen a sólidos de tipo polvo que se difunden en gases.
En el otro sentido, es más frecuente que un gas se disuelva en un sólido, especialmente en el caso del hidrógeno como gas, que es capaz de ser almacenado por algunos metales y utilizado según el caso. Esta es una característica muy particular de la mezcla entre los sólidos y los gases, ya que muchas investigaciones se realizan para optimizar el almacenamiento.
En comparación con los otros gases, el hidrógeno suele ser mucho más difícil de almacenar y transportar dados los recursos y la tecnología actual: esto se debe a que los tanques en los que se pueden almacenar deberían ser mucho más grandes, y en su forma líquida debe ser almacenado en forma criogénica a una temperatura extremadamente fría, (los tanques con aislantes térmicos también son muy costosos).
Existen algunos metales que son especialmente aptos para que el hidrógeno se almacene. El paladio, por ejemplo, puede absorber hasta 900 veces su propio volumen de hidrógeno (a temperatura ambiente y presión atmosférica) en un proceso que es reversible y puede ser manipulado. Así, el desafío de la industria es darle el mejor uso posible a esta propiedad característica de algunos metales.
Por otra parte, existen mezclas heterogéneas de gases en sólidos, como por ejemplo la piedra pómez, así como también mezclas heterogéneas de sólidos en gases, por ejemplo, partículas suspendidas en el aire.
Ejemplos de mezclas de gas con sólido
- Cualquier clase de humo (difusión de sólidos dentro de un gas)
- Polvo volcánico en el aire
- Partículas de smog presentes en el aire
- Hidrógeno disuelto en platino
- Naftalina sublimada en el aire
- Aerosol sólido
- Hidrógeno en el paladio
- Azufre sólido en el aire
- Polvo ambiental en el aire
- Polen disperso en el viento
Otros tipos de mezclas:
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