Un sistema físico es una porción del universo físico que se elige para analizar. Existen sistemas cuyo origen es natural y se encuentran presentes en la Tierra, así como sistemas creados por el hombre para satisfacer sus necesidades.
Entre los sistemas, sin embargo, existe una división elemental respecto de su disposición a intercambiar materia y energía con el exterior: sistemas abiertos, sistemas cerrados y sistemas semicerrados.
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Sistemas cerrados
Los sistemas cerrados son los que no tienen ninguna clase de intercambio con el medio que los rodea y, por lo tanto, son herméticos a la influencia ambiental.
Como habitualmente el intercambio que se realiza entre un sistema y su exterior se puede pensar como una suma de intercambios de materia y energía, los sistemas cerrados pueden ser simplemente cerrados (si no intercambian materia) o bien pueden ser sistemas aislados (si tampoco intercambian energía).
Ejemplos de sistemas cerrados
- Un globo inflado.
- Una olla a presión.
- Una ciudad en la que las personas no pueden salir ni entrar.
- Una batería de un auto.
- El motor de una heladera.
Sistemas abiertos
Los sistemas abiertos, por el contrario, son los que tienen una relación permanente con su ambiente intercambiando materia y energía.
Puede decirse que las ecuaciones de evolución temporal del sistema no son endógenas, es decir, no dependen exclusivamente de propiedades ligadas al mismo sistema: por el contrario, son muchas las variables por fuera de él que hacen a sus características.
A diferencia de los sistemas cerrados, en los sistemas abiertos existe una transformación permanente generada por el intercambio de energía.
La relación del ser humano con el medio que lo rodea es un ejemplo de sistema abierto, pues indudablemente se trata de un intercambio permanente de materia y energía.
Ejemplos de sistemas abiertos
Sistemas semicerrados
Los sistemas semicerrados, por último, son aquellos que intercambian materia o energía con el exterior, pero no en forma directa como los sistemas abiertos sino que lo hacen a través de una membrana semipermeable.
Esto implica que el proceso de intercambio es selectivo y permite una transformación en cuanto a las condiciones de energía y temperatura de los materiales que pasan. Es habitual que se considere a los sistemas semicerrados como un punto intermedio entre los sistemas abiertos y los cerrados.
En rigor, no existen demasiados ejemplos de esto pero sí uno que lo sintetiza perfectamente: la célula es un sistema semicerrado que cuenta con una membrana semiplasmática, que deja pasar en forma selectiva las sustancias que le son funcionales a la célula.
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