Se entiende por residuos peligrosos todas las sustancias sólidas, líquidas, gaseosas que, siendo producto de algún proceso de transformación, producción o consumo humano, contengan elementos de peligrosidad para la vida, tanto del ser humano como de las demás especies.
Estos desechos pueden ser reciclables o no, pero cuentan con alguna o varias de las siguientes propiedades consideradas perniciosas para la salud humana y de los ecosistemas:
- Corrosividad. Propiedad de los ácidos y las bases fuertes de oxidar o disolver la materia con que entren en contacto, debido a sus extremas condiciones de pH. Son capaces de producir quemadas importantes en la materia orgánica.
- Inflamabilidad. Susceptibilidad a ocasionar fuegos de manera espontánea y ocasionar incendios.
- Toxicidad. Se dice de las sustancias mayor o menormente venenosas o infecciosas, es decir, capaces de inducir a un organismo que tenga contacto con ellas a la muerte o la enfermedad.
- Explosividad. Potencial para causar explosiones y movimientos violentos de materia y energía, también conducentes a incendios.
- Reactividad. Se llama así a la tendencia de ciertas sustancias inestables a combinarse velozmente con las del medio ambiente, alterando así las propiedades naturales de éstas y dando origen a sustancias nuevas cuyo impacto sea, a su vez, imprevisible.
- Radiactividad. Fenómeno mediante el cual ciertas sustancias atómicamente inestables emiten partículas que atraviesan casi toda la materia existente produciendo cambios en su balance molecular y pudiendo producir enfermedades (cáncer, leucemia, etc.) o quemaduras.
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Tipos de residuos peligrosos
Usualmente existe toda una legislación para controlar y atajar a tiempo el efecto pernicioso de los desechos peligrosos en el mundo, fomentando el reciclaje y reaprovechamiento de algunos y una disposición responsable de otros.
Sin embargo, toneladas de este tipo de materiales son vertidos actualmente en los suelos, océanos y aires día a día, provenientes de las diversas industrias y actividades económicas humanas. En base a dicha proveniencia, es posible clasificarlos en:
- Desechos urbanos. Aquellos provenientes de la vida cotidiana de las ciudades y que suelen estar muy vinculados con el consumo y el descarte de bienes y servicios.
- Desechos industriales ligeros. Tanto sólidos, líquidos o gaseosos, se trata de sustancias provenientes de la industria manufacturera y que a menudo poseen una eliminación moderadamente difícil y un impacto mediano en el deterioro de la salud ambiental.
- Desechos industriales pesados. Producto de las grandes industrias de transformación de la materia, suelen ser muy peligrosos para el medio ambiente y tener un impacto profundo en la vida circundante.
- Desechos de combustión. Residuos sobre todo gaseosos y líquidos que la combustión de sustancias inflamables (como los hidrocarburos que utilizamos como combustible) libera al entorno y que suelen ser altamente tóxicas para la vida.
- Desechos agrícolas. En su mayoría se trata de materia orgánica de desecho que eventualmente será biodegradada, pero que altera las proporciones y dinámicas naturales de donde se la dispone. Sin embargo, es frecuente hallar también agrotóxicos y pesticidas entre ellos.
- Residuos militares. En esta categoría entrarían los restos de armamento e iniciativas bélicas como bombas atómicas o armas químicas, etc., tanto como la chatarra y los materiales explosivos que, incluso luego de la guerra, permanecen en el ambiente.
Ejemplos de residuos peligrosos
- Pilas y baterías. Estos dispositivos brindan una pequeña carga de electricidad mediante reacciones químicas en su interior, sostenidas por un conjunto de ácidos y metales pesados (sobre todo mercurio y cadmio). Una vez agotadas, su desecho representa un inconveniente medioambiental, ya que tarde o temprano sus envoltorios se oxidan y el ácido es liberado al entorno.
- Aguas residuales urbanas. El conjunto de los desechos líquidos y semisólidos de los sistemas cloacales de las ciudades, contiene no sólo materia orgánica en descomposición que puede ser fuente de enfermedades para el hombre y para los animales, sino también aceites quemados altamente reactivos, residuos químicos de detergentes y demás sustancias contaminantes.
- Desecho de plantas nucleares. El plutonio y otros materiales radiactivos de larga vida media son subproducto de las reacciones nucleares controladas que tienen lugar en las plantas eléctricas nucleares. Este material es altamente cancerígeno y mutagénico, por lo que se posita en envases de plomo, único material capaz de contener la radiación. El problema está en que dichos envases, al ser de plomo, oxidan con relativa rapidez.
- Desechos biológicos. El material médico contaminado, como batas, jeringas y otro tipo de herramientas, suele ser una fuente de infecciones virulentas que requiere un trato cuidadoso y especial. Mucho de este material es reciclado tras recibir dosis de radiación que los esterilizan por completo, en reactores nucleares, pero mucho otro debe ser descartado.
- Aguas residuales industriales. Numerosas industrias pesadas trabajan con cantidades cuantiosas de agua para el enfriamiento y otras reacciones físico-químicas productivas, pero que al finalizar su ciclo arrojan aguas cargadas de metales pesados y elementos tóxicos, cuyo reingreso al río o al mar debe darse de manera controlada, ya que están cargadas de sulfatos o nitratos y sales que desbalancean el pH y el equilibrio químico del ambiente.
- Limaduras de hierro. Producto de la industria metalúrgica, a menudo son desechadas confiando en su rápido proceso de oxidación. El problema está en que, siendo un metal altamente reactivo, el hierro forma sales y ácidos con facilidad, contribuyendo con reacciones químicas más profundas e impredecibles.
- Residuos de pintura y solventes. Numerosos emplazamientos económicos utilizan solventes altamente inflamables en sus labores de pintado y repintado. La incorrecta disposición de estas sustancias puede conducir a incendios o, en casos particularmente dramáticos, a su acumulación y posterior explosión, ya que suelen componerse de hidrocarburos volátiles.
- Petróleo y afines. Los pesados hidrocarburos de donde extraemos energía, materiales plásticos, polímeros y miles de aplicaciones más, pueden convertirse en un residuo peligroso en casos de derrame petrolero o rotura de conductos petrolíferos. La brea petrolera es densa e insoluble al agua, y recubre todo a su paso impidiendo la respiración de las plantas y la movilidad de los animales. Grandes tragedias ecológicas se deben al pobre manejo de estos elementos.
- Aceites combustibles usados. Los aceites y grasas de automóviles, cocinas y otras aplicaciones mecánicas poseen capacidades inflamables y reactivas que los convierten en sustancias peligrosas y contaminantes. Por suerte, son perfectamente reciclables en procesos de obtención de biomasa.
- Bases fuetes. Las bases cáusticas empleadas en la industria papelera, por ejemplo, son potentes desecantes y oxidantes que, liberados al medio ambiente, reaccionan químicamente de manera exotérmica (como el potasio o el sodio: emiten calor) y son capaces de incendiar y corroer la materia orgánica, amén de alterar el pH del ecosistema de manera muy radical.
- Residuos de minería. Sobre todo la minería ilegal -como los garimpeiros en la Amazonía- emplea sustancias en la detección del oro que luego van a dar a los ríos, como el mercurio. Muchas poblaciones humanas se han envenenado por la presencia de este y otros metales en aguas de ríos y lagos, o por ingerir peces contaminados previamente.
- Residuos agrícolas. Más que a los desechos biodegradables, como restos vegetales, de abono u otros elementos biodegradables, nos referimos aquí a los pesticidas, agrotóxicos y abonos químicos ricos en nitrógeno y azufre. Todas estas sustancias son lavadas por la lluvia y conducidas a los ríos y lagos, donde modifican el balance químico de las aguas o infectan los cuerpos de especies animales comestibles.
- Gases tóxicos industriales. Muchas actividades industriales generan cantidades ingentes de gases tóxicos, vinculados con elementos letales como el arsénico, el cloro o el cianuro, y son liberados a la atmósfera, donde algunos contribuyen con la destrucción de la capa de ozono, y otros contaminan las nubes, generando así lluvia ácida o lluvia tóxica al volver a precipitarse.
- Gases sofocantes. Por otro lado, muchas industrias emplean o subproducen gases que no son tóxicos ni letales propiamente (como los gases inertes), pero que en cantidades descontroladas pueden desplazar el oxígeno del aire y sofocar la vida animal cercana, por lo que requieren manejos cuidadosos y especiales.
- Vidrio y otros cristales. El vidrio es un material muy utilizado y bastante seguro, es cierto, pero al ser desechado impropiamente, puede servir como un lente para enfocar la luz solar y así iniciar un incendio. Muchas hectáreas forestales se consumen al año por este tipo de incidentes imprevisibles pero evitables.
- Sigue con: Desechos inorgánicos
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