Los gases tóxicos son sustancias de carácter voluble y etéreo, cuya interacción con el cuerpo humano resulta irritante, dañina o letal. Muchos son producto de reacciones químicas primarias, voluntarias o no, y suelen ser además inflamables, comburentes o corrosivos, por lo que su manejo requiere de cuidados especiales. Por ejemplo: gas pimienta, ozono, cianuro.
Los gases, de manera general, se pueden clasificar en:
- Asfixiantes. No suelen ser tóxicos pero producen graves daños e incluso la muerte, pues desplazan al oxígeno que respiramos y ocupan su lugar.
- Irritantes. Cuando son respirados se disuelven en el agua presente en las mucosas de las vías aéreas, y generan radicales ácidos o alcalinos, debido a lo que provocan inflamación.
- Mixtos. Tienen propiedades de los dos tipos de gases anteriores.
- Ver además: Gases inertes
Ejemplos de gases tóxicos
- Monóxido de carbono (CO). Una de las formas más tóxicas de la oxidación del carbono es un gas incoloro capaz de causar la muerte al inhalarse en grandes cantidades. Es un gas común en el mundo industrial: es resultado de la reacción de combustión en los motores de combustión y la quema de hidrocarburos y otras sustancias orgánicas.
- Dióxido de azufre (SO2). Es un gas irritante, incoloro, de olor muy particular y soluble en agua, que deviene en ácido (Esta reacción toma lugar en las atmósferas contaminadas y produce la lluvia ácida). Suele liberarse como producto de combustiones industriales, a pesar de que en contacto con el aparato respiratorio produce irritación severa y bronquitis.
- Gas mostaza. Es una familia de químicos altamente irritantes empleados como armamento bélico (por primera vez en 1915, en la Primera Guerra Mundial). Puede tratarse de dos formas distintas: mostazas nitrogenadas o mostazas sulfuradas. El contacto con ellas causa ampollas y ulceraciones en la piel o las mucosas y conduce eventualmente a la asfixia agónica.
- Gas pimienta. También conocido como gas lacrimógeno, es capaz de producir irritación moderada y dolorosa de las mucosas oculares y respiratorias, e incluso ceguera temporal. Se emplea como mecanismo de defensa personal o en la dispersión de manifestaciones.
- Lewisita. Es un químico sintético altamente tóxico que fue desarrollado por la industria bélica norteamericana durante la primera y segunda guerras mundiales. Al ser inhalado, produce quemazón dolorosa, tos, vómitos, moqueo nasal y edema pulmonar.
- Ozono. Este gas se encuentra naturalmente en la atmósfera, donde nos escuda de las radiaciones solares. Es poco común en el entorno cotidiano. La exposición al ozono genera irritación en el sistema respiratorio y respuestas bronquiales inflamatorias. En altas concentraciones puede producir cianosis, fatiga extrema y fallo renal.
- Butano (C4H10). Es un hidrocarburo altamente inflamable y volátil, que suele manejarse de manera doméstica y con la añadidura de marcadores odorizantes para poder detectar sus fugas (ya que es inodoro). Es potencialmente asfixiante. Produce somnolencia, alucinaciones y pérdida del conocimiento al ser inhalado.
- Humos de incendio. También son conocidos como gases mixtos, ya que contienen diversas combinaciones de gases irritantes y asfixiantes, dependiendo de la naturaleza de los materiales consumidos en el fuego. Constituyen la principal causa de muerte en los incendios, por sus amplios efectos en el cuerpo: asfixia, irritación severa, necrosis, cianosis, etc.
- Cianuro (CN–). Es una de las sustancias más tóxicas conocidas y de efecto letal más inmediato. En su forma gaseosa, tiene un olor característico (semejante a las castañas), cuyo margen de detección es muy cercano al letal. Sus efectos inmediatos inhiben la respiración celular y suelen conducir al paro cardiorrespiratorio.
- Cloro diatómico (Cl2). Conocido como dicloro, es un gas amarillo-verdoso, de olor fuerte y desagradable y muy alta toxicidad. Fue empleado como arma de guerra en la Primera Guerra Mundial, por sus efectos neumotóxicos en medias concentraciones. Se usa en la industria química y de materiales, así como en ciertos solventes domésticos.
- Óxido de nitrógeno (I) (N2O). También llamado gas de la risa, es incoloro, de olor dulzón y ligeramente tóxico. No es inflamable ni explosivo, y se utiliza a menudo con fines farmacéuticos y anestésicos. Tiene una importante contribución al efecto invernadero y, por lo tanto, al calentamiento global.
- Fosgeno (COCl2). Es un gas venenoso, empleado como pesticida e insumo en la industria del plástico. Puede ser incoloro o adquirir forma de nube blanca o amarilla. No se encuentra de forma natural en ninguna parte ni es inflamable, y tiene un olor desagradable. Es altamente irritante y asfixiante.
- Amoníaco (NH3). Llamado también gas de amonio, es incoloro y tiene un olor muy desagradable y característico. Es muy empleado en diversas industrias, a pesar de ser cáustico y altamente contaminante. El cuerpo humano es capaz de procesarlo a través del Ciclo de la Urea y expulsarlo por la orina, pero en reacción con otros compuestos es altamente tóxico e inflamable.
- Formaldehído (CH2O). Es un gas incoloro de olor muy penetrante. A su disolución en agua al 40% se le llama formol, y se usa para preservar especímenes biológicos. Es un conocido carcinógeno e irritante del sistema respiratorio.
- Flúor (F). Es el más electronegativo y reactivo de todos los elementos, compone un gas amarillo pálido de olor acre (F2). Tiene una alta afinidad por el zinc y el yodo. El zinc es fundamental para el funcionamiento de la memoria, el aprendizaje y la generación de anticuerpos. Por otra parte, el yodo es importante para la tiroides y la regulación hormonal del organismo. El flúor disminuye el rol de estos dos elementos en el organismo al unirse a ellos.
- Acroleína (C3H4O). Si bien es un líquido en su estado natural, es muy inflamable y se evapora velozmente al calentarse, produciendo un gas irritante del sistema respiratorio cuyos efectos tóxicos no están demasiado estudiados, pero apuntan al daño pulmonar moderado.
Gases asfixiantes
Existen gases que no son propiamente tóxicos, pero que causan graves daños al cuerpo humano. Este tipo de gases se denominan asfixiantes, porque cuando se respiran desplazan el oxígeno del organismo y ocupan su lugar, provocando asfixia. Algunos ejemplos de estos gases son:
- Metano (CH4). El hidrocarburo alcano más simple que existe es un gas combustible y potencialmente asfixiante, incoloro, inodoro, insoluble en agua. En altas concentraciones puede sofocar, al desplazar el oxígeno del ambiente.
- Helio (He). Es un gas monoatómico que presenta muchas de las propiedades de los gases nobles, es incoloro, inodoro y muy abundante pues las reacciones estelares lo producen a partir del hidrógeno. Al inhalarse modifica la velocidad de propagación del sonido, lo cual resulta en voces agudas y rápidas, pero demasiada concentración puede reemplazar el oxígeno y provocar asfixia.
- Dióxido de carbono (CO2). Es el resultado natural de la respiración y de muchos procesos de combustión, capaz de asfixiar por desplazamiento de las moléculas de oxígeno, al ser más pesado que el aire y muy poco inflamable. Es inodoro e incoloro.
- Argón (Ar). Es uno de los gases nobles, incoloro e inerte, poco reactivo y poco conductor del calor, frecuentemente empleado en la industria eléctrica. Es un asfixiante simple, cuya toxicidad depende de la disminución del oxígeno en el ambiente, por lo que requiere de altas concentraciones para ello.
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