Las normas de tránsito o leyes de tránsito son el conjunto de disposiciones, protocolos y señales que rigen la interacción entre vehículos y transeúntes (peatones) conforme a lo dispuesto en la legislación particular de cada país. Por ejemplo: respetar el semáforo, usar cinturón de seguridad, no ir contramano.
Como tantas otras, estas normas tienden a la universalización, pero pueden diferir sustancialmente de un caso particular al otro: por ejemplo, en algunos países anglosajones se conduce por el lado izquierdo de la vía en lugar del derecho.
Atenerse a las normas de tránsito es obligatorio para cualquier conductor o cualquier transeúnte que haga vida en el país, dado que tienen rango de ley. De su respeto depende, a fin de cuentas, no sólo la fluidez y armonía del tránsito urbano que puede en ocasiones llegar a ser agobiante, sino también la preservación de vidas y de patrimonios materiales.
La policía vial es el cuerpo de seguridad encargado de velar por su cumplimiento.
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Señales de tránsito
Las señales de tránsito son el conjunto de signos o anuncios que componen un lenguaje más o menos universal para informar a tanto conductores como peatones respecto a normativas, condiciones y limitaciones que hallarán respecto a lo vial. Usualmente se encuentran en sitios visibles de la vía y están pintadas o dibujadas en colores específicos de acuerdo a su contenido.
Existen tres tipos de señales de tránsito:
- Preventivas. Advierten a quien viene respecto a condiciones futuras de la vía, para que pueda tomar sus precauciones. Por ejemplo, el nuncio de puente angosto en una carretera.
- Reglamentarias. Imponen límites o prohibiciones específicas a conductores o peatones. Por ejemplo, un anuncio de velocidad máxima permitida.
- Informativas. Advierten respecto a servicios, eventos o instalaciones que puedan resultar de interés. Por ejemplo, un anuncio de gasolinera en medio de una larga carretera.
Ejemplos de normas de tránsito
- Conducir por el mismo lado de la vía. En los países anglosajones es el izquierdo, en el resto del mundo es el derecho: se supone que todos los conductores se apeguen a este lado de las vías de doble sentido, para evitar dar de frente con alguien viniendo en dirección contraria. Este mismo principio rige, aunque no de manera tan estricta (ya que no es lo mismo un empujón que un choque) al tránsito de peatones en espacios cerrados.
- Respetar las señales de tránsito. Sean del tipo que sean, pero sobre todo las reglamentarias, deben ser acatadas y tenidas en consideración. Si la velocidad máxima es 90 kmph, ningún conductor tendría que sobrepasarla. Para eso está la policía vial, para ejercer las sanciones pertinentes.
- Tener los documentos en regla. La licencia de conducir, el permiso médico o cuales sean los recaudos burocráticos y probatorios que la ley exija a cada conductor, deberán ser atendidos y estar al día en su vencimiento, ya que son el garante de las capacidades verdaderas de conducción de un individuo. Circular sin ellos puede ser fuente de sanciones graves.
- Respetar el semáforo. Como todos sabemos, estos aparatos sirven para organizar los turnos viales y evitar que todo el mundo circule a la vez. Las tres luces distintas ordenan detenerse (rojo), disminuir velocidad (amarillo) o avanzar (verde) tanto a conductores como peatones.
- No conducir en estado de ebriedad. Ya que el alcohol y otras drogas ilegales interfieren con la capacidad de percepción y de respuesta del organismo, suelen ser fuente de accidentes automovilísticos a menudo fatales. Por ello está prohibido conducir un automóvil bajo el efecto de estas sustancias.
- Usar los cinturones de seguridad. Esta medida suele ser debatida, ya que muchas veces el cinturón puede convertirse en un impedimento a la hora, por ejemplo, de huir de un vehículo en llamas. Pero lo cierto es que son muchos más los accidentes trágicos que su uso ha evitado que los que ha ocasionado, así que se recomienda su utilización en todo momento dentro del automóvil.
- Ceder el paso a las autoridades. Los bomberos, la policía, las ambulancias o las caravanas políticas suelen tener la prioridad en el paso, debido a las posibles urgencias que deben atender. Por ello es obligatorio cederles el lugar, para que puedan cumplir rápidamente con su cometido.
- Cruzar por el rayado peatonal. Esta medida atañe exclusivamente a los peatones, que deben evitar cruzar las calles de manera intempestiva e imprevisible, y hacerlo únicamente por los rayados que especifican a los conductores las áreas de paso peatonal.
- No estacionar en cualquier parte. Numerosas señales delimitan las áreas en que es posible estacionarse y aquellas en que no, ya que se obstruiría el flujo de los vehículos o se pone en riesgo la propia salud o la de terceros. Los espacios de prohibición de estacionamiento suelen tener una señal identificativa o incluso el bordillo (cordón) de la acera o vereda coloreado de rojo.
- No enviar mensajes de texto al conducir. Los descuidos por uso de Smartphones se han convertido en una importante causa de muerte y de daños materiales en las naciones industrializadas, lo que ha promovido la prohibición del uso del celular mientras se conduce, a menos que se emplee un dispositivo de manos libres para poder escuchar y hablar conservando ambas manos en el volante del automóvil y la atención puesta alrededor.
- Acatar a la autoridad. Tanto peatones como conductores deberán acatar las direcciones de la policía vial, ya que estos funcionarios están encargados de la coordinación general del tránsito. Un llamado a detenerse, pasar o algún requerimiento específico deberán ser atendidos con prontitud y respeto.
- No ir contramano. En los casos en que sea posible ingresar al canal de los vehículos que van en dirección contraria, tendría que tenerse especial precaución de no hacerlo, ya que se propiciaría una colisión frontal con los que vengan en sentido opuesto.
- No zigzaguear. Una práctica peligrosa para adelantar vehículos es el zig-zag, es decir, el cambio constante y vertiginoso de un canal a otro para aprovechar los espacios vacíos. Esta práctica es completamente irresponsable ya que el resto de los conductores no siempre puede adivinar el futuro movimiento y así se producen los accidentes.
- Disponer de los menores de edad. Los menores de edad tendrían que estar en el asiento trasero del vehículo, de haberlo. De hecho hay sillas especiales para fijar los bebés al asiento y así mantenerlos protegidos en caso de alguna colisión.
- Mantenerse dentro de los límites de velocidad. Si bien pueden ser difusos en algunos lugares, siempre hay un límite oficial de la velocidad máxima a la que se puede circular en un vehículo. Dichos topes deben ser respetados y a menudo son causa de infracciones y multas a los conductores.
- No llevar exceso de pasajeros. Un automóvil compacto puede llevar a unas cinco (5) personas cómodamente y quizá unas seis o siete una sobre otra. Si estos límites se respetan, se estará velando por la seguridad de los pasajeros, quienes sufrirían las consecuencias de un accidente mucho peor que el conductor.
- No dar giros prohibidos. Giros en “U” o que violenten el ordenamiento del tránsito en ambos sentidos están prohibidos, y los delimita una línea blanca en el medio de los dos canales: si es continua, no deberá cruzarse en ningún caso.
- Asegurar el buen estado del vehículo. Faros rotos o inservibles, ausencia de parachoques o de ruedas de repuesto, son violaciones al recaudo mínimo de precaución para que un vehículo circule correctamente. Es responsabilidad del conductor velar por el cumplimiento de estos requisitos.
- Ceder el paso al peatón. En casi todas las situaciones posibles, los peatones gozan siempre de la prioridad del paso, ya que son mucho más vulnerables. Ante cualquier situación posible, la seguridad de los transeúntes debe ser imperativa para todos.
- Utilizar las balizas. Se llama así a las luces parpadeantes que alertan a los conductores venideros sobre una situación irregular: la necesidad de detenerse de pronto, objetos en la vía, visibilidad reducida, etc.
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