Las normas religiosas son, como su nombre lo indica, son aquellas que integran el código de conducta propuesto por una religión específica, y que dictaminan diversos aspectos de la vida de los fieles. Usualmente se encuentran contenidas en algún tipo de texto sagrado (como la Biblia, el Corán, etc.) y son interpretadas por un sacerdote o guía espiritual de alguna naturaleza. Por ejemplo: el celibato, los ayunos, la oración.
Estas normas, que regulan diversos aspectos vitales desde la alimentación, el sexo, la higiene, la construcción familiar, la oración, la justicia e incluso la vestimenta, son asumidas por la feligresía con mayor o menor rigurosidad, entendidas como un mandato divino (normas heterónimas) cuya desobediencia acarreará castigos eternos o la pérdida del estado ulterior de gracia. La naturaleza de dichas normas obedece a la del culto religioso específico y, a la larga, a la cultura que lo vio nacer.
En su momento, las normas religiosas constituyeron un importante código ético, moral y social de las sociedades primigenias, brindándoles a los colectivos humanos un código por el cual regir sus conductas y una forma primitiva de jurisprudencia, basada en la incuestionable voluntad divina.
A ello se debe que muchos de los códigos jurídicos actuales sean herederos en diversa medida de los códigos morales y religiosos que los antecedieron.
Sin embargo, en muchos casos pueden ser fuente de conflicto con visiones más laicas de la sociedad organizada, cuyos fundamentos sociales y legales se separaron, al menos en el caso de Occidente, de los textos religiosos hace siglos y constituyen hoy en día un código de convivencia autónomo.
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Ejemplos de normas religiosas
- Prohibición del cerdo. En la religión judía, el cerdo es tenido por un animal impuro, y por tanto su ingesta prohibida terminantemente. Los practicantes más ortodoxos de esta religión, por ende, jamás prueban un bocado de dicha carne.
- Cubrir a la mujer. Tradición muy polémica en los países occidentales de fuerte presencia musulmana, como Francia. El Islam propone que las mujeres deberán ocultar su cuerpo de la vista de los extraños, para así no incurrir en el pecado de incitarles a la lujuria. Esto se cumple a rajatabla en los países musulmanes más radicales, que cubren con una burka a las mujeres, apenas dejando que se vean sus ojos (a veces ni eso). Variantes menos estrictas se contentan con que la mujer cubra su cabello con un velo discreto.
- Vestir de blanco al casarse. Esta costumbre, más que norma, de los matrimonios religiosos cristianos, exige a la novia vestir de blanco al dirigirse al altar para ser juntada por el sacerdote con su futuro esposo. Este color es símbolo de pureza y castidad, si bien hoy en día no son muchas las que se aferran al mandato de llegar vírgenes al matrimonio.
- El celibato. Para numerosas religiones la castidad es un voto de renuncia a los llamamientos del cuerpo y la entrega a un modelo espiritual de existencia. En ese sentido, se le impone a sus sacerdotes e imanes, dado que tienen la misión de conectar a la feligresía con lo divino, pero también a los monjes y perseguidores de la iluminación, como en el caso del budismo zen y otras religiones orientales.
- Los ayunos. Tanto la religión árabe como la judía contemplan los ayunos como un método de expiación o purga de los pecados del alma a través del cuerpo. En el mes de Ramadán y el día de Yom Kippur, respectivamente, se prohíbe o restringe la ingesta de alimentos y en algunos casos incluso la higiene personal y las relaciones sexuales.
- Restricción del alcohol. Si bien ninguna religión ve con buenos ojos el abuso del alcohol, muchas lo usan en sus ritos, como el vino de consagración católico, como el Islam, se muestran particularmente estrictos con ello, prohibiendo todo tipo de bebidas alcohólicas o drogas recreativas, ya que desvían al hombre del camino trazado por la normativa divina.
- Bautismos o purificaciones. Religiones como la hindú o la cristiana contemplan rituales de purificación que deben hacerse frecuentemente (bañarse en el río Ganges) o una vez en la vida (bautizarse) para limpiar el espíritu y acceder a un compromiso pleno con el modelo de valores encarnados en la religión.
- La oración. Probablemente la más universal de las normas religiosas sea la oración en sus diversas vertientes y posibilidades, entendida como la súplica, el rezo, la petición o simplemente la meditación e introspección, de acuerdo a la religión que se practique y al vínculo que proponga con lo divino. La oración debe hacerse a diario, ya sea en ciertos horarios especiales (antes de comer, antes de dormir, a la caída del sol, etc.) o como parte de ritos masivos (las misas, el salat).
- La persignación. En la religión católica la persignación es un importante gesto de aceptación de la fe, a la par que de protección o invocación de la ayuda divina. Se realiza en el propio cuerpo la señal de la cruz de Jesucristo, primero en la cabeza, luego el torso y finalmente los hombros. Este gesto debe acompañar cada oración y a menudo debe hacerse al estar en presencia de una iglesia o camposanto.
- Culto a las vacas. Para el hinduismo la vaca es un símbolo sagrado y por lo tanto un animal protegido. No sólo está prohibido comer su carne, sino que además no se debería tocarlas, mucho menos pegarles u obligarlas a moverse, ni restringir su paso bajo ninguna circunstancia.
- Vestir de blanco durante un año. En la religión yoruba (la santería), el compromiso de los fieles con la deidad específica que los amparará durante toda la vida se expresa durante un año entero, durante el cual no podrán vestir más que ropas blancas y los collares específicos del culto.
- Castigar el asesinato y el robo. Quizá en esto los códigos religiosos y los jurídicos modernos estén muy de acuerdo, si bien las formas de castigo son diferentes. En las religiones islámicas más radicales a los ladrones se les corta la mano con que robaron, mientras que el mundo católico amenaza con la perdición eterna en el infierno.
- Castigar la infidelidad. En esto ciertas religiones son más policiales que otras, pero en líneas generales ninguna ve con buenos ojos el deseo de la mujer ajena. Los radicales islámicos apedrearán a los adúlteros, mientras que el cristianismo, inspirado en el perdón de Jesucristo a la prostituta María Magdalena, pueden ser más permisivos con ello. Aun así, en ambos escenarios religiosos la mujer lleva siempre las de perder en esos casos.
- No intervenir el cuerpo. Muchas religiones plantean el cuerpo humano como una forma de templo sagrado, cuya intervención es castigada por Dios. En ese sentido, rechazan los tatuajes, los piercings o incluso, como en el caso de los Testigos de Jehová, las transfusiones de sangre.
- Rechazo a la menstruación. Esta es una norma desafortunada, producto de las tendencias machistas que anidan en muchas de nuestras religiones y culturas. Según La Biblia, la mujer durante su ciclo menstrual es “impura” y por ende no deberá tenerse relaciones sexuales con ella, ni deberá siquiera dormir junto con su esposo. Por suerte esto no se cumple a cabalidad sino en casos muy extremos, pero forma parte de los discursos de vergüenza sobre el cuerpo femenino que hoy día muchos colectivos feministas combaten.
- Asistir a la misa dominical. Esta obligación de vida atañe a la mayoría de las sectas cristianas, pero sobre todo la católica. La feligresía debe reunirse los domingos en la iglesia para rendir culto a Dios y llevar a cabo en comunidad ciertos ritos de reafirmación de la fe. Para ello deberán acudir a una misma hora, con una vestimenta más o menos formal, y manejarse dentro de cierta conducta de obediencia y generosidad.
- Control de la vestimenta femenina. Para la iglesia evangélica ortodoxa, el uso de aretes, zarcillos o ese tipo de indumentaria está prohibido, ya que remiten a formas antiguas de esclavitud. Lo mismo ocurre con el maquillaje, o con el corte del cabello más arriba de los hombros.
- La cremación. Si bien muchas religiones prohíben la cremación o la ven con malos ojos, otras como la hinduista la adoptan como un mandamiento, para evitar justamente la descomposición y la decadencia del cuerpo que ocurre luego de la muerte.
- No comer carnes rojas. ¿Durante la Semana Santa, en la mayoría de los países católicos no se ingiere ninguna carne roja, sino que se la reemplaza con pollo y pescado. Esto como un símbolo de respeto por los padecimientos físicos y la sangre derramada en la Cruz por Jesucristo.
- No adorar falsos ídolos. Este mandamiento cristiano ha sido interpretado diversamente por las sectas religiosas que se rigen por la biblia, muchas de las cuales rechazan la adquisición y adoración de imágenes (estatuillas, santos, tallas, etc.) por considerar que lo divino no puede ser representado. Otras iglesias, como la católica, basan prácticamente su culto en dichas imágenes y en un pabellón o santoral representable.
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