Los puntos suspensivos (…) son un signo de puntuación consistente en tres (siempre tres) puntos seguidos alineados horizontalmente. Su nombre se debe a que introducen en el discurso escrito una ausencia, es decir, una porción de texto suspendida.
El uso de los puntos suspensivos es común en diversas formas de escrito, por lo general al inicio o al final de la frase, o enmarcados entre paréntesis.
- Puede servirte: Reglas ortográficas
¿Para qué se usan los puntos suspensivos?
- Para marcar la interrupción repentina del discurso, ya sea con efectos narrativos de suspense o para representar un cambio de orden del pensamiento. Este uso es muy común en los diálogos de una narración. Por ejemplo: Tengo que decirte algo pero…
- Para dar a entender que una enumeración continúa, sin necesidad de escribirla en su totalidad de elementos. Por ejemplo: Estoy cansada de ordenar, limpiar, cocinar…
- Para representar el silencio o una pausa en una cadena de discurso, sobre todo cuando se aspira a una cierta oralidad en lo escrito, o se busca que el lector complete por cuenta propia lo omitido. Por ejemplo: No sé qué decirte…
- Para elidir palabras malsonantes o groserías, sustituyéndolas por una pequeña pausa. Por ejemplo: Vete a la…
- Para indicar que el título de una obra es más extenso, sin tener que transcribirlo completo cada vez que se mencione la obra. Por ejemplo: Florentino es el protagonista de la novela ya citada, El amor en tiempos…, de García Marquez.
- Para indicar que existe una porción de texto omitido en una cita, usualmente acompañados de paréntesis (…) o corchetes […], de acuerdo al régimen metodológico. Esto puede ir al inicio, medio o final de la cita. Por ejemplo: «La economía se estabilizará cuando el acuerdo esté aprobado por las partes (…), y que las medidas se mantendrán intactas.»
- Para otros fines retóricos, como formas de ironía, mofa, complicidad u otras, típicas del discurso hablado. Por ejemplo: Sí, tu padre debe estar trabajando, sí, claro…
Ejemplos de uso de puntos suspensivos
- En la tienda conseguí arroz, harina, leche… ¡de todo!
- Entonces el vampiro la tomó del cuello y le dijo… yo… tengo… hambre…
- Tú dijiste que habías visto a… ¿a quién?
- E… es que y… yo s… soy ta… tar… ta… m… mu… mudo.
- Ana, María, Petra… Yo qué sé cómo se llamaba.
- No sé si debería estar negociando alguien de su… bueno… su… usted me entiende.
- La referencia anterior fue extraída del libro “Consideraciones utópicas sobre el Marxismo” de Ben Meyers. El sociólogo afirma en “Consideraciones…” que:
- Tomemos por ejemplo los versos de Poe que rezan: “(…) Quoth the raven: ‘nevermore’. Much I marveled this ungainly fowl (…)”.
- No sé… no sé… no me preguntes eso.
- Ya sabes lo que dicen: “camarón que se duerme…”
- Antes… de morir… toma… la espada… de mi cinto… es… tuya
- Pues ya deberías entender cuando yo… bah, olvídalo. No tiene sentido discutir contigo.
- Marcos, tenemos que hablar, últimamente siento que… ¡Cuidado con ese auto que viene!
- – ¿Me amas o no? – Sí… – No suenas muy convencida.
- Duchamp dice en esa entrevista que “el arte (…) requiere de un talante innovador” (Duchamp, 2013).
- …bien, lo diré.
- Por mí, vete a la m… y no regreses.
- Pero es tan… tan… deshonesto, que no sé ya ni cómo llamarlo.
- Entonces la tomó en sus brazos y se dio cuenta… había llegado muy tarde.
- ¿Pretendes que me trague… eso?
- Aquí tengo la evidencia final, señor Juez… hum… estaba aquí nomás hace poco…
- – ¿Sabes qué se me antoja…? – …patatas
- Ya que en esa cinta se le escucha a Omar Shariff decir que: “…no son trámites precisamente legales”.
- La banda se llama “Chicas desosegadas de la cuadra de atrás”. Su vocalista Jenny, hablando como representante de las “Chicas…”, aseguró su interés en una gira próxima.
- Pensé que tal vez podríamos ir a… digo, que podríamos quedarnos en casa, claro.
- – Oye, estuve pensando… – ¿Me vas a dejar? – ¿De dónde sacas que…? – ¡Dímelo de una vez!
- ¡Si tan sólo te contara…!
- Quería saber si… bueno… no sé, tal vez te gustaría… es decir… ¿ser mi… mi novia?
- – Te vi coquetear con esa fulana. – No, yo sólo la ayudé a levantarse. – Claro, la ayudaste a levantarse…
- Fue horrible, me dolió un montón… espero que me creas.
- – Sí quiero el dinero, pero… – … ¡¿pero qué?!
- Yo quería decir… este… bueno, no, nada.
- – ¿Vas a seguir molestando con eso? – Vale, me callaré. – ¡Harías bien! –…
- ¿Sabías que ella…? Bah, nada, no me hagas caso.
- ¿Insinúas que tú y yo…?
- El artículo quince del código penal establece que: “…los alegatos deberán hacerse en presencia del juez”.
- Amigo, más vale pájaro en mano… yo que tú, lo tomaría.
- Oye… tú, sí… oye, hablo contigo…
- Sí quiero… No, mejor no… Bueno, sí… ¡Ay, no lo sé!
- – Cuenta hasta cien. – Uno… dos…
- Gutiérrez, Ramírez, Satriani… todos están suspendidos del colegio.
- Entonces le vi la… bueno, ya saben qué le vi.
- ¡Pero qué hijo de…! ¿En verdad lo hiciste?
- No lo puedo creer, está… muerto.
- – ¿Estás seguro de que lo viste? – …obvio.
- Quisiera esa… no, mejor esa otra.
- ¡No pienso asociarme con un… ladrón como tú!
- Allí, agazapados en la penumbra, lo vieron… todo.
- -¿Y tú te llamabas…? -Zaira. – …eso, claro.
- – ¿Y bien…? – ¿Qué? – ¿Lo harás o no?
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