La investigación experimental consiste en una serie de métodos y técnicas para recabar datos e información sobre un tema a investigar. La experimentación consiste en la repetición voluntaria de los fenómenos para verificar una hipótesis. Por ejemplo: Ir al trabajo en bicicleta es un 40 % menos estresante que usar otro tipo de transporte. / Las mujeres que fuman hasta mediana edad viven 10 años menos que las que no fuman.
Este tipo de investigación se efectúa a través de la manipulación de una o más variables, en condiciones controladas, para describir las causas o formas en que se produce un acontecimiento específico. Por ser una investigación provocada, el investigador puede cambiar la intensidad de las variables.
A diferencia de otros tipos de investigaciones, la experimental se caracteriza por tener un objeto de estudio y un tratamiento que dependen de las decisiones que tome el investigador. Es el investigador quien provoca la situación para introducir la o las variables de estudio que él mismo manipula y, conforme al aumento o disminución de su intensidad, analizar los efectos en las conductas estudiadas.
- Ver además: Investigación documental
Características de la investigación experimental
- El control, la manipulación y la observación siempre están presentes.
- Es una investigación cuantitativa.
- Se crean dos grupos: uno de control, cuyas variables no se modifican, y otro experimental, cuyas variables sí se manipulan.
- Las variables que se manipulan se denominan “independientes”, mientras que las denominadas “dependientes” son las que se ven afectadas por la manipulación de las independientes.
- Sus resultados son muy específicos.
- Los experimentos se pueden replicar.
Ejemplos de investigación experimental
- La mentira circula más que la verdad. De acuerdo a un estudio publicado por la revista Science, entre 2006 y 2017, más de tres millones de personas compartieron en Twitter 126.000 rumores. De las historias con mayor repercusión, la mentira llegó a entre 1.000 y 100.000 usuarios, en tanto, la verdad, en pocas ocasiones superó los 1.000 impactos. Según el estudio —elaborado en tiempos en los que las noticias falsas divulgadas a través de las redes pueden influir en el bienestar social, la economía y la política—, las emociones y la novedad que producen las falsedades podrían ser el motivo de su mayor propagación.
- Dormir mal puede generar problemas de pareja. Un estudio hecho en la Universidad de California por la psicóloga Amie Gordon, aseguró que dormir mal produce actitudes egoístas, además de una visión negativa de la realidad. Todo esto, según el estudio, podría desencadenar inconvenientes en las parejas. Para llegar a esta conclusión, se recogieron datos de 60 parejas de entre 18 y 56 años, a las que se les consultó sobre sus sentimientos hacia sus respectivas parejas y sobre las maneras en las que resolvían sus problemas cotidianos. De acuerdo a la investigación, quienes decían tener inconvenientes para dormir expresaron menor aprecio y reconocimiento hacia sus pares, además de ser más desconsiderados que aquellos sin problemas de sueño.
- Los centennials son más maduros que los millennials. Un estudio confeccionado por The Futures Company afirmó que los centennials (aquellas personas nacidas después del 2000) cuentan con un mayor grado de madurez que los millennials.
Según argumentan, esto se debe a que a los primeros les tocó vivir en una época con mayores complicaciones sociales y económicas que sus predecesores, lo que los hace ver las dificultades para alcanzar el éxito y los obstáculos de la vida.
El 60 % de los millennials prefiere tener la seguridad de que nunca será pobre antes de tener la posibilidad de ser rico”, arroja el estudio. - A mayor peso, menos sabrosa sabe la comida. Un estudio reciente realizado por la Universidad Cornell, Nueva York, afirma que el sobrepeso no solo desencadena enfermedades como la diabetes o problemas cardiovasculares, sino también produce la reducción del gusto. Es decir, la comida tiene menor sabor que antes de subir de peso.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores trabajaron con ratones y llegaron a la conclusión de que con el incremento del tejido adiposo en el cuerpo, las papilas gustativas no se reproducen con normalidad, lo que produce una reducción del sentido del gusto. La consecuencia de la pérdida del gusto trae aparejado que se come una mayor cantidad para sentir el mismo grado de satisfacción que antes. De esta forma, la ingesta de calorías incrementa el peso. - Los motivos por los que a veces las personas no pueden parar de comer. Científicos de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, lograron describir cómo un circuito cerebral fomenta la ingesta de alimentos por mero placer. El profesor Thomas Kash detectó una red específica de comunicación celular proveniente de la región del cerebro que procesa las emociones, lo que motivaba a los ratones a seguir ingiriendo comida sabrosa incluso cuando sus necesidades energéticas básicas ya están satisfechas. Ese circuito cerebral, presente en mamíferos, sería el motivo por el que los seres humanos comen más de lo necesario. De acuerdo al estudio, el circuito es una consecuencia de la evolución. Hace tiempo, los alimentos ricos en calorías eran escasos (no como en la actualidad), por lo que el cerebro humano fue diseñado para comer tantas calorías como fueran posibles porque no se sabía cuándo volvería a presentarse esa oportunidad. Básicamente, se trata de un comportamiento de supervivencia. «Este circuito parece ser la forma en que el cerebro te dice que si algo sabe realmente bien, entonces vale la pena el precio que pagues por obtenerlo, así que no te detengas», argumentó el profesor Kash.
- La actividad física mejora la salud mental. De acuerdo a un estudio publicado por la revista The Lancet Psychiatry, del que participaron más de 1,2 millones de estadounidenses mayores de 18 años, la actividad física mejora en un 43,2 % su salud mental. Según observaron los investigadores, los deportes en equipo, las actividades aeróbicas y el ciclismo realizados durante 45 días al menos tres veces por semana son las actividades que producen los efectos más notables.
- A los cereales les gusta la música clásica. De acuerdo a una investigación llevada adelante por un equipo de científicos surcoreanos, dos genes de arroz responden de forma más activa al ser expuesto a música clásica. Para llevar adelante el estudio, que fue publicado en la revista británica New Scientist, las plantas de arroz fueron expuestas al sonido de 14 obras clásicas con diferentes frecuencias y, en paralelo, fueron analizados los niveles de actividad de los genes. De acuerdo a los resultados, el sonido sería una alternativa a la luz como gen regulador.
- Escuchar música clásica y dormir con ella ayuda a memorizar. Un estudio publicado en Neurobiology of Learning and Memory, elaborado por científicos estadounidenses, afirmó que escuchar la misma música clásica durante el estudio y a la hora de dormir ayuda a absorber los contenidos. Para concretar la investigación, 50 estudiantes tomaron clases virtuales de microeconomía mientras escuchaban música clásica. Más tarde, durante la fase de sueño lento, fueron expuestos a esa misma música o a ruido blanco. Los participantes que integraron el grupo experimental activo retuvieron mayor información y superaron el examen con mejores resultados que el resto. De acuerdo a los científicos, la actividad de los lóbulos frontales cuando las personas dormían explica el mejor desempeño. La falta de sueño, en cambio, puede producir dificultades en el aprendizaje.
- Ver además: Proyecto de investigación
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