Una oda es una composición poética en verso, caracterizada por un tono elevado que, por lo general, se trata de una reflexión del poeta en la cual aborda temas amorosos, heroicos, religiosos o filosóficos. Su finalidad suele ser realizar algún tipo de elogio o alabanza respecto de las virtudes o los valores de alguna persona, elemento, sentimiento, entidad, etc., que el poeta busca destacar.
Con respecto a la parte formal, tanto la rima como la métrica y la extensión de las odas pueden ser variables, y han cambiado en función de las épocas, los estilos y los poetas. Por lo general, suelen dividirse en estrofas o partes iguales, pero no es necesario que esto suceda.
También es habitual que esta denominación se aplique a cualquier poema destinado a ser cantado, dado que este género, creado en la Grecia Antigua, solía estar acompañado de la música de algún instrumento (muchas veces, la lira). Así, podían encontrarse dos vertientes:
- Odas corales. Son odas que se caracterizan por estar cantadas por un grupo de personas que conforman un coro.
- Odas monodias. Son odas que se caracterizan por estar cantadas por una sola voz.
- Ver además: Poesía
Tipos de odas
Por lo general, las odas suelen clasificarse, de acuerdo con su tema y su estructura, en los siguientes tipos:
- Irregulares. Se trata de odas de origen inglés que no siguen una estructura o rima preestablecidas. Suelen referirse a una persona en particular y a los sentimientos que esta despierta en el poeta.
- Pindáricas. Se trata de la forma clásica de la oda, propia de la Gracia Antigua, cuyo nombre procede del poeta Píndaro. Suelen tener rima regular y ensalzar virtudes o valores de personas o personajes.
- Horacianas. Se trata de odas de tono íntimo, cuyo nombre procede del poeta latino Horacio. Suelen tener más de una estrofa, y todas presentan la misma estructura de métrica y rima.
- Anacreónticas. Se trata de odas que cantan a los placeres de la vida, el vino y el amor y el erotismo, y su nombre procede del poeta griego Anacreonte, quien compuso muchas odas dedicadas a esas temáticas.
- Románticas. Se trata de odas que se inscriben dentro del Romanticismo, movimiento estético que surge en el siglo XVIII, que aporta nuevos temas y un tono más subjetivo y emocional.
- Sagradas. Se trata de odas que abordan temáticas religiosas o místicas, en las que se privilegia la exaltación de todo lo vinculado con la experiencia de lo divino.
- Heroicas. Se trata de odas que abordan las virtudes, las hazañas y las victorias de los héroes, ya sean antiguos o modernos.
Ejemplos de odas
- “Oda a la alegría” de Friedrich Schiller (fragmento)
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
- “A la Patria”, de Leopoldo Lugones (fragmento)
Patria, digo, y los versos de la oda
como aclamantes brazos paralelos,
te levantan ilustre, única y toda
en unanimidad de almas y cielos.Visten en pompa de cerúleos paños
su manto de Andes tus espaldas nobles,
y sobre ellas encumbran tus cien años
su fresca fuerza de leales robles.Corcel azul de la eterna aventura,
sobre la playa que se ablanda en seno,
con su crin derramada en suave holgura
se alarga el mar como a pedirte freno.
- “Oda I – Vida retirada”, de Fray Luis de León (fragmento)
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!(…)
¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
- “Oda a Walt Whitman”, de Federico García Lorca (fragmento)
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.Ni un solo momento, Adán de sangre, macho,
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.
- “Oda a una estrella”, de Pablo Neruda (fragmento)
Asomando a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso
parecía
y era
de pronto
como si Ilevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.
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