Las sustancias comburentes son sustancias oxidantes que en condiciones específicas de temperatura y presión pueden reaccionar con un combustible y producir una combustión. En este proceso, el comburente oxida al combustible y el combustible reduce al comburente. Por ejemplo: ozono, halógenos, nitratos.
Los comburentes son agentes oxidantes, propensos a reacciones de reducción-oxidación altamente exotérmicas (producen calor), por lo que muchas de estas sustancias se consideran entre las peligrosas o de manejo cuidadoso, ya que pueden causar quemaduras graves.
También se denomina comburente, por extensión, a cualquier medio en que la combustión sea posible. El comburente más conocido es el oxígeno.
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Reacciones “redox”
Las reacciones redox (oxidación-reducción) son reacciones de transferencia electrónica entre los reactivos, lo que produce cambios en sus estados de oxidación. Los comburentes son oxidantes y, por lo tanto, se reducen (lo que quiere decir que ganan electrones cuando participan en una reacción redox). En cambio, los combustibles son reductores, debido a lo que son oxidados (es decir, que pierden electrones durante una reacción redox).
Ejemplos de este tipo de reacciones son los casos de explosión (en caso de que la reacción sea muy rápida y descontrolada), síntesis química o corrosión.
Ejemplos de comburentes
- Oxígeno (O2). Es el comburente por excelencia, involucrado en casi todas las reacciones inflamables o explosivas. De hecho, el fuego ordinario no puede darse en su ausencia. Por lo general, las reacciones redox a partir de oxígeno producen, además de energía, cantidades de CO2 y de agua.
- Ozono (O3). Es una molécula gaseosa poco frecuente ambientalmente, aunque abundante en las capas superiores de la atmósfera. Se utiliza a menudo en la purificación de aguas y otros procesos que aprovechan su fuerte capacidad oxidante.
- Peróxido de hidrógeno (H2O2). También conocido como agua oxigenada o dioxogen, es un líquido altamente polar, sumamente oxidante, empleado a menudo en la desinfección de heridas o en el decolorado del cabello. Su fórmula es inestable y suele descomponerse en moléculas de agua y oxígeno, liberando energía calórica en el proceso. No es inflamable pero puede generar combustión espontánea cuando está en presencia de cobre, plata, bronce o cierta materia orgánica.
- Hipocloritos (ClO–). Estos iones están contenidos en numerosos compuestos como las lejías líquidas (hipoclorito de sodio, NaClO) o en polvo (hipoclorito de calcio, Ca(ClO)2), que son altamente inestables y tienden a descomponerse en presencia de luz solar y calor. Reaccionan muy exotérmicamente ante la materia orgánica (pueden causar combustiones) y ante el manganeso (Mn) formando permanganatos (MnO4–).
- Permanganatos. Son sales obtenidas del ácido permangánico (HMnO4), del cual obtienen el anión MnO4– y, por lo tanto, el manganeso en su más alto estado de oxidación. Suelen tener un potente color violeta y una altísima capacidad inflamable en contacto con materia orgánica, lo que genera una llama violácea que puede ocasionar quemaduras graves.
- Ácido peroxosulfúrico (H2SO5). Este sólido incoloro, fundible a los 45 ºC de temperatura, posee grandes aplicaciones industriales como desinfectante y limpiador, y en la generación de sales ácidas en presencia de elementos como el potasio (K). Con moléculas orgánicas, como los éteres y las cetonas, forma moléculas muy inestables a través de peroxidación, tales como el peróxido de acetona.
- Peróxido de acetona (C9H18O6). Conocido como peroxiacetona, este compuesto orgánico es altamente explosivo ya que reacciona muy fácilmente ante el calor, la fricción o el impacto. Por eso, muchos terroristas la han empleado como detonador en sus atentados y muchos químicos han resultado heridos al manipularla. Es una molécula altamente inestable, que se descompone mediante una explosión entrópica (los reactivos varían mucho su volumen al reaccionar, sin liberar demasiado calor).
- Halógenos. Algunos elementos del grupo VII de la tabla periódica, conocidos como halógenos, tienden a formar iones mononegativos debido a su necesidad de electrones para completar su último nivel energético. Se forman así sales conocidas como haluros, que son altamente oxidantes.
- Reactivo de Tollens. Llamado por el químico alemán Bernhard Tollens, se trata de un complejo acuoso de diamina y plata ([Ag(NH3)2]+), de utilización experimental en la detección de aldehídos, ya que su potente capacidad oxidante los convierte en ácidos carboxílicos. El reactivo de Tollens, no obstante, si se almacena durante mucho tiempo, forma espontáneamente fulminato de plata (AgCNO), una sal de plata altamente explosiva.
- Tetróxido de Osmio (OsO4). A pesar de la rareza del osmio, este compuesto tiene muchas aplicaciones, usos y propiedades interesantes. En estado sólido, por ejemplo, es sumamente volátil: se convierte en gas a temperatura ambiente. A pesar de ser un potente oxidante, de múltiples usos en laboratorio como catalizador, no reacciona con la mayoría de los carbohidratos, pero es altamente venenoso en cantidades menores a las detectables por el olfato humano.
- Sales del ácido perclórico (HClO4). Las sales de perclorato contienen cloro en un alto estado de oxidación, por lo que resultan idóneas para integrar explosivos, artefactos de pirotécnica y combustibles de cohetes, pues son un gran comburente muy poco soluble.
- Nitratos (NO3–). Semejantes a los permanganatos, se trata de sales en las que el nitrógeno se encuentra en un estado de oxidación importante. Estos compuestos aparecen naturalmente en la descomposición de desechos biológicos como en la úrea o algunas proteínas nitrogenadas, formando amoníaco o amonio, y son muy utilizados en abonos. También forma parte indispensable de la pólvora negra, y utiliza su poder de oxidación para transformar carbono y azufre y liberar energía calórica.
- Sulfóxidos. Obtenidos mediante la oxidación orgánica de sulfuros principalmente, estos compuestos se utilizan en numerosas drogas farmacéuticas y en presencia de más oxígeno pueden continuar su proceso de oxidación hasta devenir sulfonas, útiles como antibióticos.
- Trióxido de cromo (CrO3). Este compuesto es un sólido de color rojo oscuro, soluble en agua y necesario en procesos de galvanizado y cromación de metales. El contacto con etanol u otras sustancias orgánicas produce de inmediato ignición de esta sustancia, que es altamente corrosiva, tóxica y cancerígena, además de ser parte importante del cromo hexavalente, un compuesto altamente dañino para el medio ambiente.
- Compuestos con cerio VI. El cerio (Ce) es un elemento químico del orden de los lantánidos, un metal blando y gris, dúctil, fácilmente oxidable. Los distintos óxidos de cerio obtenibles son de mucho uso industrial, sobre todo en la fabricación de fósforos y como piedra de encendedores (“yesca”) mediante una aleación con hierro, pues el solo roce con otras superficies es suficiente para producir chispas y calor aprovechable.
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