Cuando se habla de materiales ferrosos (o férricos) y no ferrosos, se hace referencia a materiales metálicos exclusivamente, de acuerdo a la presencia o ausencia de hierro como uno de sus componentes principales. Por ejemplo: hierro puro, acero inoxidable, latón, níquel.
A excepción del hierro puro (en sus diversos grados), la mayoría de los metales ferrosos es producto de aleaciones o mezclas de hierro y otros materiales, como el carbono. Los metales no ferrosos pueden ser elementales (constituidos de un único elemento atómico) u otras aleaciones desprovistas de hierro.
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Propiedades de los materiales ferrosos
Los materiales ferrosos, el cuarto tipo de metales más comunes de la corteza terrestre, se distinguen de los no ferrosos en su combinación de resistencia, maleabilidad, gran conducción del calor y de la electricidad, así como en la posibilidad de reutilizarlos a partir de su fundición y nueva forja, pero sobre todo por su alta respuesta a las fuerzas magnéticas (ferromagnetismo).
Gracias a esto último, puede separarse el material ferroso del no ferroso en los desechos urbanos a partir de procedimientos de separación magnética.
A todo ello se debe que sean sumamente demandados a nivel industrial en el mundo entero, constituyendo entre el 1 y 2% de toda la basura doméstica (sobre todo latas de alimentos), debido a su precio relativamente bajo y su gran capacidad de aleación con otros metales para ganar nuevos atributos y mejorar sus propiedades.
Tipos de materiales ferrosos
La totalidad de los metales ferrosos encajan en alguno de estos tres tipos, de acuerdo a los elementos que los componen:
- Hierro puro y hierro dulce. Con bajísimas cantidades de carbono o, aunque poco frecuente, es la variación que más hierro tiene.
- Aceros. Son aleaciones de hierro y otros materiales (carbono y silicio, principalmente), en los que el hierro no excede nunca el 2% del contenido.
- Fundiciones. Son aleaciones de hierro y carbono con presencia de carbono u otros materiales en una medida superior al 2%.
Ejemplos de materiales ferrosos
- Hierro puro. Este material, de los más abundantes del planeta, es un metal gris plateado de capacidad magnética, gran dureza y densidad. Se lo considera puro cuando se integra en un 99,5% de átomos del mismo elemento y, sin embargo, no es demasiado útil, dada su fragilidad (es quebradizo), su punto de fusión elevado (1500 °C) y veloz oxidación a condiciones normales.
- Hierro dulce. También llamado hierro forjado, posee un contenido de carbono ínfimo (no alcanza el 1%) y es una de las variedades comerciales más puras que existen del hierro. Es útil para aleaciones y para la forja, tras calentarlo a altísimas temperaturas y martillarlo al rojo vivo, pues enfría y endurece muy rápidamente.
- Acero al carbono. Conocido como acero de construcción, es uno de los principales derivados del hierro que se produce en la industria siderúrgica y de los más empleados en el mundo. Se produce a partir de la mezcla con carbono en proporciones variables: 0,25% en el acero dulce, 0,35% en el semidulce, 0,45% en el semiduro y 0,55% en el duro.
- Acero al silicio. También se lo conoce como acero eléctrico, acero magnético o acero para transformadores. Es producto de una aleación de hierro con un grado variable de silicio (del 0 al 6,5%), así como manganeso y aluminio (0,5%). Su principal virtud es tener una muy alta resistencia eléctrica.
- Acero inoxidable. Esta aleación del hierro es muy popular, dada su alta resistencia a la corrosión y a la acción del oxígeno (oxidación), producto de su fabricación a partir de cromo (10 a 12% como mínimo) y otros metales como molibdeno y níquel.
- Acero galvanizado. Se llama así al acero recubierto de una capa de zinc, que al ser un metal mucho menos oxidable, lo protege del aire y retarda considerablemente su corrosión. Esto es sumamente útil para fabricar piezas de tubería y herramientas de plomería.
- Acero de damasco. El origen de este tipo específico de aleación se supone al Oriente Medio (La ciudad siria de Damasco) entre los siglos XI y XVIII, cuando las espadas de este material se cotizaron ampliamente en Europa, debido a su gran dureza y filo “casi eterno”. Aún se debate cuál fue exactamente la técnica usada para obtenerlo en la época, si bien hoy en día se lo ha replicado para una amplia gama de cuchillos y utensilios cortantes de hierro.
- Acero “wootz”. Este acero se obtiene tradicionalmente mezclando residuos de hierro (menas o arrabio) con carbón de origen vegetal y cristal, en hornos a altas temperaturas. Esta aleación posee numerosos carburos que le hacen particularmente duro e indeformable.
- Fundiciones del hierro. Se llama así a las aleaciones de alto contenido de carbono (entre 2,14 y 6,67% típicamente) a las que se somete al hierro para obtener sustancias de mayor densidad y fragilidad (fundiciones blancas) o más estables y mecanizables (fundiciones grises).
- Permalloy. Es una aleación magnética de hierro y níquel en diversas proporciones, caracterizado por una alta permeabilidad magnética. Su resistividad eléctrica cambia en un 5% de la amplitud del campo magnético, lo que lo hace ideal para elaborar sensores, cabezales magnéticos y otros implementos del ramo.
Ejemplos de materiales no ferrosos
- Cobre. De símbolo químico Cu, es uno de los elementos de la tabla periódica. Es un metal dúctil y buen transmisor de la electricidad y el calor, por lo que suele emplearse abundantemente en las telecomunicaciones y no tanto en labores que exijan dureza.
- Aluminio. Otro gran conductor eléctrico y térmico, el aluminio es uno de los metales más populares hoy en día, debido a su baja densidad, ligereza y baja oxidación, así como bajísima toxicidad, por lo que es ideal para elaborar recipientes para alimentos.
- Estaño. Comúnmente empleado para proteger al acero de la oxidación, se trata de un metal relativamente denso y de color brillante, que al ser doblado emite un crujido al que llaman “grito de estaño”. Es muy blando y flexible a temperatura ambiente, pero al calentarlo se vuelve frágil y quebradizo.
- Zinc. Es sumamente resistente al óxido y la corrosión, por lo que se le emplea a menudo en los procesos de galvanización. Este elemento es ligero y económico, por lo que tiene una alta demanda industrial.
- Latón. Se trata de una aleación de cobre y zinc (entre 5 y 40%), que mejora la resistencia a la tracción de ambos metales sin quitarles su ligereza y baja densidad. Es muy utilizado en la fabricación de herrajes, piezas de fontanería y herramientas en general.
- Bronce. Con una aleación de base de cobre y un añadido de 10% de estaño, se obtiene esta aleación más resistente que los latones y de suma ductilidad, que ha jugado un rol importantísimo en la historia de la humanidad, a punto tal de dar nombre a una edad de la civilización. Se emplea en estatuas, piezas accesorias y llaves, entre muchos otros usos.
- Magnesio. Muy abundante en la corteza terrestre y disuelto en las aguas del mar, este elemento metálico constituye ciertos iones esenciales para la vida en el planeta, a pesar de que no suele encontrarse en estado libre en la naturaleza, sino como parte de compuestos mayores. Reacciona con el agua y es sumamente inflamable.
- Titanio. Más ligero que el acero, pero también más resistente a la corrosión y de semejante dureza, es un metal abundante en la naturaleza (nunca en estado puro) pero costoso para el hombre, por lo que no demasiado empleado. Se utiliza en la fabricación de prótesis médicas con mucha frecuencia.
- Oro. Es un metal precioso, quizá el más conocido y codiciado dada su apreciación comercial y económica. Su color es amarillo brillante y se trata de un elemento dúctil, maleable y pesado, que reacciona con cianuro, mercurio, cloro y lejía.
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