Las clases virtuales: ¿mal necesario o nuevo paradigma?
Un debate importante ha tenido lugar en el seno de la pandemia del Covid19 y tiene que ver con la educación a distancia o educación virtual. Se trata de una idea que cuenta con muchos detractores a la vez que muchos promotores, aunque en realidad quienes la defienden, en su mayoría, la consideran poco más que un mal necesario. ¿Significa eso que cuando, eventualmente, la pandemia termine volverá todo a ser como era antes? Es muy poco probable.
La idea de aprovechar las nuevas tecnologías de información y telecomunicaciones para conducir la educación a un modelo 2.0 no es nueva. Hace décadas que se han diseñado diferentes esquemas educativos para atender a la población de áreas remotas, lo que hemos conocido como “educación a distancia”: primero fue por correo postal, luego por mensajería electrónica, e incluso existe actualmente una amplia oferta de portales de internet con cursos más o menos formales, en los que la grabación en video de una clase o de un docente se nos propone como sustituto de la experiencia real del aula. Dinámicas útiles, desde luego, pero más como complemento del sistema educativo que como su reemplazo verdadero.
Pero también es cierto que nunca antes se había tenido la posibilidad de transmitir en vivo y de manera masiva una clase a través de internet. Los gigantes tecnológicos compiten ferozmente entre sí por brindar el servicio más estable, más dinámico, que mejor logre emular la presencialidad, y con resultados a menudo asombrosos. Pero la experiencia educativa online sigue presentando numerosos inconvenientes.
Más desventajas que ventajas
Por un lado, la educación virtual es incómoda, sedentaria en extremo y confina al alumno a la pantalla, una más en una época en que comienzan a notarse los efectos del bombardeo informativo y el uso abusivo de gadgets electrónicos en nuestros niños: su limitada capacidad de atención, su tendencia a dispersarse, su aburrimiento crónico ante el mundo real.
La escuela, vista así, representaba un oasis de realidad y presencialidad ante tanta experiencia virtual del mundo: un lugar en que aprender, entre otras cosas, a lidiar cara a cara con el otro, a formar parte de un grupo, a conectar con los demás sin necesidad de otro intermediario que el lenguaje verbal. ¿Son estas herramientas acaso tan obsoletas que podemos prescindir de ellas a futuro?
También es cierto, qué duda cabe, que el mundo laboral cada vez apuesta más por lo virtual y lo informático, y que tal vez esa tendencia al autismo que muchos padres observan con preocupación en sus hijos sea una respuesta adaptativa a un mundo de sobrecarga informativa.
El problema, en todo caso, es que esos mismos padres parecen más dispuestos a echarles la culpa a las vacunas (¡las que les salvan la vida a sus hijos!) que al hecho de que, desde edades tempranas, acostumbraron al pequeño a distraerse del mundo real a través de una pantalla.
De hecho, allí está la explicación de por qué a tantos padres les incomodan las clases virtuales: porque no pueden separar el mundo hogareño del mundo diario, las clases virtuales los fuerzan en muchos casos a asumir un papel protagónico en la formación de sus hijos. No pueden ya contentarse con ir a reclamar en la escuela cuando su hijo tenga algún inconveniente, como clientes insatisfechos con un servicio prestado por una empresa. Con las clases virtuales se ven obligados, paradójicamente, a estar presentes.
El futuro dirá si la escuela también se hará virtual, y en qué medida. Tarde o temprano, la pandemia pasará y tendremos que decidir hasta dónde queremos participar en la educación formal de nuestros hijos. Pero la escuela seguirá allí, atendiendo a quienes no pueden ni siquiera plantearse este dilema, para quienes la presencialidad es obligatoria, ya sea por falta de recursos tecnológicos o monetarios (suponiendo que ambos no sean una misma cosa), o porque sus padres no cuentan tampoco con el dudoso beneficio del “home office”. La pandemia pasará, y veremos.
Referencias:
- “Periodismo de opinión” en Wikipedia.
- “Aula virtual” en Wikipedia.
- “¿Son clases las clases virtuales?” en Revista Anfibia.
- “Las clases virtuales no son para todos” en Infobae (Argentina).
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