La descripción es una herramienta discursiva que expone las características de objetos, personas o acontecimientos. Es una explicación que se caracteriza por ser detallada y ordenada. Por ejemplo: La casa era un caos: había cajas repletas de cosas por doquier. Era evidente que nadie había puesto un pie allí en los últimos años, no había nada que no tuviera polvo. Las telas de araña estaban en cada rincón del lugar.
En la descripción, el principal objetivo es caracterizar, en forma específica o general, aquello que se expone. Por eso, las descripciones utilizan un amplio abanico de sustantivos y adjetivos.
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Tipos de descripción
Una forma de clasificar una descripción es según la intervención o no del tiempo. A partir de este criterio, se identifican dos clases de descripciones:
- Estática. Expone una realidad que se mantiene fija y estable, que no registra modificación alguna. En este tipo de descripción predominan los verbos ser y estar.
- Dinámica. Expone una realidad cambiante, es decir, aquello que se describe está sujeto al tiempo. Si aquello que se describe incluye a personas o personajes, llevarán acciones adelante que modificarán los elementos de la escena. En esta clase de descripciones abundan verbos referidos a movimientos como, por ejemplo, acercar, reducir, mover, empezar, alejar.
- Ver además: Tipos de descripción
Ejemplos de descripción estática
- En el centro del jardín yace un aljibe, cubierto de enredaderas que parecerían habérselo tragado. En el fondo está la pequeña huerta que mis abuelos cuidaron durante años y de la provenían aquellos tomates deliciosos que acompañaban cada comida que mi abuela preparaba. Al costado, casi intacta, está la hamaca con la que jugábamos cuando éramos pequeños.
- Es rechoncho, con aspecto bonachón. Siempre viste traje y corbata, que acompaña con unos zapatos viejos y rotosos que desentonan. Cuando hace frío, agrega una boina y bufanda a cuadrillé en composé con su atuendo. La punta de su nariz es una pequeña bolita color rojo. Sus dientes, pequeños y separados, como si fueran de leche, le dan un toque aniñado.
- Es inevitable salir de allí con esa sensación de no haber leído nada. Es que el salón está repleto de libros. Las estanterías llegan hasta los techos. Están tan altas que resulta imposible leer el lomo de cada ejemplar que yace en los últimos estantes y, sin las escaleras que hay allí, se tornan inalcanzables. El olor a libro viejo impregna cada centímetro de la sala, en la que también se despliegan mapas de lugares recónditos y varios globos terráqueos de distintos tamaños y colores desteñidos. Una de las paredes está reservada para un ventanal que da al patio. Delante de él, se ubica un viejo sillón de cuero, color café, acompañado por una antigua lámpara de pie que invita a leer.
- Solo conservo ese viejo reloj de pie porque perteneció a mi bisabuelo. Apenas quedan rastros de los números que indican la hora; su madera, que supo estar barnizada, se encuentra toda descascarada y resquebrajada. Hay que darle cuerda todo el tiempo y cada media hora no hace más que chillar.
- Si tuviera que elegir un lugar para vivir, sería ese. La cabaña es pequeña y muy modesta. Pero está rodeada de montañas cubiertas de nieve y, justo enfrente, se encuentra el lago. Es helado, pero hermoso, cristalino. En él se reflejan los picos nevados. A la mañana, se oyen los pájaros y cuando sopla el viento es como si alguien silbara alto, como si no quisiera pasar desapercibido.
Ejemplos de descripción dinámica
- Son las dos de la tarde y lo único que se ve en este pueblo es un yuyo gigante que rola por las calles desiertas; salvo por el viejo José, que se mece en su antigua silla de madera desde el pórtico de su casa, que se cae a pedazos. El sol resquebraja la tierra. Es la hora sin sombra y no hay mejor plan que dormir la siesta, hasta que llega el lechero; que visita casa por casa, interrumpe el sueño de cada vecino, para cumplir con su misión: dejarle las botellas encargadas.
- La música se escabulle por la puerta y un dejo de blues se escucha antes de entrar al lugar. De a poco, las luces del pequeño bar reducen su intensidad para darle protagonismo a los músicos, ya ubicados en el escenario. De vez en cuando, los mozos interrumpen a los oyentes, que permanecen absortos, para entregarles sus pedidos, que se reducen a cervezas y algún que otro sándwich.
- Sale el sol y las nubes, automáticamente, se corren para darle lugar a lo que parece ser un show sinigual. La gente, desde sus reposeras, o recostada en alguna manta improvisada, disfruta en silencio de ese instante en el que todo se hace luz. El consuelo de todos, una vez terminado el show, es que mañana, una vez más, podrán volver asistir al acontecimiento.
- Parecía que alguien había estado allí, y que había puesto todo patas para arriba. Es que el viento fue tan fuerte que abrió las hojas del ventanal. Las cortinas, color púrpura, comenzaron a inflarse y a ondear arrojando todo lo que tocaban. Volaros papeles, floreros y copas llenas de vino que se interpusieron en su camino. En un segundo, la habitación cobró vida propia.
- Llegó nervioso, bastante ansioso, como si algo lo aquejara. No dejaba de agarrarse la cabeza y despeinarse los pocos pelos que le quedaban. Sus manos le temblaban y transpiraba más de la cuenta. Era como si sus tics se hubieran acentuado de manera exponencial. De golpe, desapareció. No supimos más de él.
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