Respetados miembros del jurado y autoridades presentes; colegas de la academia científica; seres queridos presentes, público en general. Gracias a todos por estar aquí y acompañarme a recibir este inmenso honor que es el Premio Nacional de Ciencia.
En su célebre estudio sobre el origen de las especies y la selección natural, esa institución de la biología que hoy en día es Charles Darwin explicaba que no es la más fuerte ni la más inteligente de las especies la que sobrevive, sino aquella que mejor se sepa adaptar a los cambios. Y esa frase, que hoy es capaz de explicar cualquier estudiante de bachillerato en ciencias, cambió en su momento la manera en que entendemos la historia y el tiempo mismo. Una frase, además, con la que tropecé hace muchos años, cuando el misterio de la vida comenzaba a asomar su cabeza en la mía y no tenía la más mínima sospecha de que algún día estaría aquí, delante de ustedes, celebrando el hallazgo de nuevas e insospechadas formas fósiles de vida.
Los fósiles, como se sabe, son los restos petrificados de aquellas especies que, de acuerdo con Darwin, no supieron o no pudieron adaptarse a un nuevo entorno natural, y se encontraron de frente con el tren de la extinción. Son la huella en el tiempo de los perdedores, si se quiere, pero también una metáfora de lo que por mucho tiempo sentí cuando estudiaba los fósiles de roedores primitivos en el Museo Nacional, y me preguntaba por qué nadie había reparado en las obvias diferencias entre los marsupiales del Cenozoico.
Había allí un agujero que nadie estaba dispuesto a reconocer, porque nos obligaba a repensar lo que hasta ahora habíamos dado por sentado respecto al origen de los mamíferos y del ser humano mismo. Y ante semejante perspectiva, las mentes científicas más brillantes preferían la cautela, el silencio, la espera. Pero en la ciencia, como en la vida, la adaptación a los cambios es clave para sobrevivir, y he aquí que muchos años después de que me animara a llevarles la contraria, finalmente hemos podido demostrar que el agujero existe, y que debemos comenzar a repensar lo que ya dábamos por sentado.
Es ese espíritu crítico, y sobre todo autocrítico, el que permitió que la ciencia moderna respondiera a nuestras antiguas interrogantes. Y es a ese mismo espíritu crítico, y a sus padres fundadores, como Copérnico y Galileo, como Francis Bacon y William Gilbert, a quienes quisiera esta noche dedicar este galardón, no sin antes agradecer profundamente a mis estudiantes, quienes me enseñaron a mantener viva la llama de la curiosidad y la irreverencia; a mis colegas González y Iñárritu, siempre dispuestos a brindarme un punto de vista distinto; y por encima de todo a mi familia, que ha soportado durante décadas de amor mi obsesión por la vida primitiva.
Gracias a todos. Buenas noches.
- Puede servirte: Discursos cortos
Tips para un buen discurso de agradecimiento
Si queremos redactar un discurso de agradecimiento que vaya más allá de simplemente dar las gracias, debemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- La brevedad es un valor. Dicen que lo bueno es mejor si es breve también. Las enumeraciones, por ejemplo, si bien inevitables a la hora de agradecer, deben manejarse con cuidado, entendiendo que siempre resulta muy difícil no dejar a alguien por fuera. Generalizar puede ser de ayuda.
- Ser humilde… pero no tanto. Un discurso de agradecimiento no es lugar para la arrogancia ni para el ajuste de cuentas, pero tampoco para desmerecer el reconocimiento ni disminuir el propio esfuerzo.
- Ir más allá de las gracias. Procura que en tu discurso haya algún tipo de historia: de dónde vienes, cómo llegaste a este lugar, cómo se conformó el grupo, o alguna anécdota clave que ilustre la experiencia.
- Al César lo que es del César. Si recibes un reconocimiento en nombre de un grupo, diseña tu discurso para que sea representativo. Menciona a los demás, dales su justo reconocimiento, e incluso pídeles con antelación que te digan a quiénes quisieran agradecer, e inclúyelos en tu lista. Por otro lado, no olvides agradecer a las instituciones, organizaciones o gobiernos que te hayan respaldado y gracias a las cuales estés donde estés.
¿Qué es un discurso?
Se llama discurso o alocución pública al acto de hablar frente a una audiencia, o sea, de dirigirse en persona, cara a cara, con un público. Los discursos han sido parte fundamental de la oratoria y la política desde tiempos remotos, como en la Antigua Roma, cuando el Senado Romano se reunía para que los senadores expusieran al resto sus pensamientos y reflexiones. Hoy en día, los discursos son parte ineludible de la vida social, sobre todo en ocasiones especiales, como la entrega de premios, los mítines políticos, las conferencias científicas o las graduaciones.
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Referencias
- “Discurso” en Wikipedia.
- “Cómo hacer un discurso de agradecimiento inolvidable” en El trampolín.
- “Cómo dar el discurso de agradecimiento per-fec-to en 5 pasos” en Vanity Fair.
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