El hedonismo es una actitud filosófica que tiene como fin principal el placer. Esta actitud se suele trasladar a determinadas costumbres y ciertas formas de comportamiento. Por ejemplo: visitar lugares bellos, frecuentar gente agradable, buscar el placer del cuerpo.
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La filosofía hedonista
El hedonismo como escuela filosófica tiene su origen en la antigüedad griega. Como tal, fue desarrollada por dos grandes grupos, los cirenaicos y los epicúreos.
- Escuela cirenaica. Esta escuela, fundada por Aristipo de Cirene, mantuvo, por su posición escéptica frente al conocimiento, una predilección por lo sensitivo. Entre las sensaciones seguras y ciertas, los cirenaicos encontraron el placer, que consistió en una forma de placer sensorial, individual, inmediata y sensible.
- Escuela epicúrea. Esta escuela, iniciada por Epicuro de Samos, postuló que la felicidad consiste en vivir en un estado de placer. Para los epicúreos, el placer no era una sensación inmediata y pasajera sino un estado o sensación estable. Como tal, ningún placer podía ser bueno o malo en sí, sino que lo equivocado podía estar en el medio empleado para buscarlo.
Tipos de deseos según el epicureismo
Siguiendo las enseñanzas de Epicuro, hoy podemos distinguir diferentes tipos de deseos:
- Deseos naturales y necesarios. Son las necesidades básicas físicas, por ejemplo, alimentarse, abrigarse, calmar la sed. Lo ideal es satisfacerlos de la forma más económica posible.
- Deseos naturales e innecesarios. Son los deseos que puede buscarse satisfacer, mientras se intenta lograr el placer de otros. Por ejemplo: el placer sexual, la conversación amena, el disfrute de las artes. Para alcanzar estos objetivos, es importante no arriesgar la salud, la amistad ni la economía. Esta recomendación no tiene un fundamento moral, sino que se basa en evitar sufrimientos futuros.
- Deseos innaturales e innecesarios. Son aquellos deseos a los que es preferible evitar, como la fama, el poder, el prestigio, el éxito. El placer que producen no es duradero.
Aunque los pensamientos epicúreo y cirenaico fueron abandonados en la Edad Media (ya que iban en contra de los preceptos que postulaba la Iglesia Cristiana), en los siglos XVIII y XIX los filósofos británicos Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill retomaron algunas enseñanzas epicúreas para formular el utilitarismo.
Ejemplos de hedonismo
El comportamiento hedonista no está dado por una acción particular y concreta, sino más bien una actitud general hacia la vida. No obstante y a modo de ejemplo, podemos nombrar algunas prácticas particulares cuya acción está orientada a la búsqueda del placer.
- Leer un libro por placer y no con un objetivo didáctico.
- Elegir un alimento por su sabor y la sensación que produce comerlo y no por sus propiedades alimenticias.
- Ejercitar el cuerpo solo con actividades que produzcan placer y no con el objetivo de evitar malestares posteriores.
- Reunirse únicamente con personas cuya presencia y conversación resulten placenteras.
- Dedicar tiempo al uso de redes sociales por el placer que produce su consumo y no para mantenerse informado o entrar en contacto con distintas personas.
- Comprar ropa por la sensación que produce saber que se dispone de prendas a la moda y no para cubrir o abrigar el cuerpo.
- Adquirir un automóvil de alta gama para jactarse de él y lucirlo frente a los demás en lugar de considerar una opción más práctica.
- Utilizar joyas por la sensación de prestigio que despiertan.
- Realizar ciertas prácticas por el estatuto social que tienen.
- Llevar a cabo un deporte extremo en la naturaleza para sentir una emoción fuerte y desmesurada que dé placer, no por un acercamiento a la armonía natural.
Sin embargo, el hedonismo no es sinónimo de ignorancia. Para hacer determinadas cosas que produzcan satisfacción, a veces es necesario un aprendizaje. Por ejemplo, para disfrutar de un libro es necesario primero aprender a leer. Si alguien disfruta de estar en el mar, puede dedicar tiempo y energía a aprender a navegar. Si se disfruta al cocinar, es necesario aprender nuevas técnicas y recetas.
Evitar actividades que no son placenteras son formas de hedonismo que pueden requerir mayor planificación. Por ejemplo, si a alguien no le gusta limpiar su casa, elige un trabajo que sea gratificante y ameno y que al mismo tiempo le ofrezca un recurso económico suficiente para contratar a otra persona para que limpie su casa. El hedonismo no es “vivir en el momento” sino organizar la propia vida buscando la ausencia de sufrimiento y el disfrute la mayor cantidad de tiempo posible.
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