Un monólogo es un discurso elaborado por un solo individuo, en el que reflexiona o habla consigo mismo. Si bien tiene como destinatario la audiencia o el lector, suele ser una herramienta introspectiva que permite una vinculación intensa con la interioridad y la psicología del personaje representado.
Es un recurso muy empleado en el teatro (monólogo dramático o soliloquio), y de hecho existen piezas dramáticas enteramente diseñadas para un único actor frente al público, a las que también se llama “monólogos”. Otras formas literarias como la narrativa, la poesía, los guiones y el standup también utilizan monólogos para presentar las reflexiones de un personaje en particular.
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Tipos de monólogo
De acuerdo a la obra de la que forma parte y de las intenciones expresivas, se distinguen:
- Monólogo dramático. También conocido como soliloquio, se trata de una puesta teatral de las reflexiones personales y los pensamientos de un personaje determinado, ya sea como una obra unipersonal o como un recurso expresivo dentro de una obra teatral mayor.
- Monólogo cómico. Característico de comedias en vivo como el stand up, se trata de una rutina teatral cómica interpretada por una sola persona, por lo general sin acompañamiento, vestuario ni escenografía de ningún tipo.
- Monólogo interior. Esta forma de monólogo es una técnica empleada en literatura, sobre todo en narrativa, en la cual se usan largas oraciones para reflejar el estado emocional del personaje y sus sentimientos, a través de la imitación del fluir de la conciencia.
Ejemplos de monólogos
- Monólogo dramático o soliloquio de Hamlet en Hamlet, obra de William Shakespeare:
HAMLET: Ser o no ser… He ahí el dilema.
¿Qué es mejor para el alma,
sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o levantarse en armas contra el océano del mal,
y oponerse a él y que así cesen? Morir, dormir…Nada más; y decir así que con un sueño
damos fin a las llagas del corazón
y a todos los males, herencia de la carne,
y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir,
dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño
de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán
cuando despojados de ataduras mortales
encontremos la paz? He ahí la razón
por la que tan longeva llega a ser la desgracia.¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo,
la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,
la angustia del amor despreciado, la espera del juicio,
la arrogancia del poderoso, y la humillación
que la virtud recibe de quien es indigno,
cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso
en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar
tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la muerte
—ese país por descubrir, de cuyos confines
ningún viajero retorna— que confunde la voluntad
haciéndonos pacientes ante el infortunio
antes que volar hacia un mal desconocido.La conciencia, así, hace a todos cobardes
y, así, el natural color de la resolución
se desvanece en tenues sombras del pensamiento;
y así empresas de importancia, y de gran valía,
llegan a torcer su rumbo al considerarse
para nunca volver a merecer el nombre
de la acción.(Edición del Instituto Shakespeare, dirigida por Manuel Ángel Conejero Dionís-Bayer, Madrid, Cátedra, 2006).
- Monólogo cómico o stand up Cuando nos enamoramos, de Diego Gabino, en El Club de la Comedia:
(Fragmento)
Buenas noches. Quiero hablarles del amor, porque viniendo para acá me he encontrado a un amigo que se ha enamorado locamente, y está imbécil perdido.
Esto me ha hecho plantearme algunas cosas: ¿ustedes no creen que debería existir una baja laboral por enamoramiento? ¿Acaso no te dan la baja cuando tienes depresión o cuando tienes estrés? Pues yo creo que si tú vas al médico y le enseñas un folio en el que has escrito cien veces “quiero a Marisa, quiero a Marisa, quiero a Marisa”, está claro que estás enfermo y así no se puede trabajar.
Cuando estás enamorado no es solo que te comportas como un idiota. Es que además piensas que eres especial, que las cosas que haces no las hace nadie más en el mundo. Aunque en realidad lo que haces es repetir las mismas tonterías que hacen todos los enamorados.
Por ejemplo: el teléfono se convierte en el centro de tu vida, lo descuelgas cada cinco minutos para comprobar que hay línea. Pero ¿qué te crees? ¿Que te van a cortar la línea justo en el momento en el que te tiene que llamar ella? Hombre, los de Telefónica tienen mala leche, pero no tanto.
- Monólogo interior de Molly Bloom en Ulises, novela de James Joyce:
(Fragmento)
… me encantan las flores me encantaría tener toda la casa inundada de rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa con los campos de avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho bien ver ríos y lagos y flores de todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y violetas es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda su sabiduría por qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o comoquiera que ellos se llamen que vayan y se quiten la roña de encima primero luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque tienen miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien quién existió en el universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí tienes también podrían muy bien intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que estábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de paño gris y su canotié el día que hice que se me declarara sí primero le di de mi boca el trocito de torta de alcaravea y era un año bisiesto como ahora sí hace 16 años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo que yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba…
- Monólogo sobre la amistad
Fragmento de Lelio o de la amistad, de Marco Tulio Cicerón. El personaje reflexiona sobre la importancia de la amistad.
Lelio: Yo verdaderamente no pondría reparos, si yo mismo confiara en mí; pues, la cosa es preclara, y estamos, como dijo Fanio, ociosos. Pero ¿quién soy yo? o ¿qué talento hay en mí? Esa costumbre es propia de doctos, y de los griegos, de tal manera que se les puede proponer a ellos algo sobre lo que diserten, aunque sea súbitamente; la empresa es grande y necesita de práctica no pequeña. Por lo que opino que pidáis las cosas que pueden ser disertadas sobre la amistad a aquellos que se dedican esas cosas; yo solo puedo exhortaros a que antepongáis la amistad a todas las cosas humanas; pues nada es tan apropiado a la naturaleza, tan conveniente a las cosas bien favorables bien adversas.
(…) En primer lugar, ¿cómo puede ser, como dice Enio, ‘vivible’ una vida que no descansa en la mutua benevolencia de un amigo? ¿Qué más dulce que tener con quien te atrevas a hablar todas las cosas así como contigo? ¿Qué fruto tan grande habría en las cosas prósperas, si no tuvieras quien se alegrara con ellas igual que tú mismo? Y sería difícil sobrellevar las adversas sin aquel que las sobrellevara más gravemente incluso que tú.
(…) Por un lado, la amistad contiene muchísimas y grandísimas ventajas, por otro supera ciertamente a todas, porque hace brillar una buena esperanza para el futuro y no permite que los espíritus se debiliten o decaigan. Pues quien contempla a un verdadero amigo, contempla como un retrato de sí mismo.
- Más ejemplos en: Monólogos sobre la amistad
- Monólogo sobre la vida
Fragmento de “La marca en la pared”, de Virginia Woolf. El personaje reflexiona sobre la existencia y el conocimiento de la vida.
Pero, en lo referente a la marca, realmente no estoy segura. A fin de cuentas, no creo que fuera una marca dejada por un clavo; era demasiado grande, demasiado redondeada. Hubiera podido levantarme, pero si me levantaba y la miraba, había diez probabilidades contra una de que no supiera averiguarlo con certeza; debido a que, cuando se hace una cosa, una nunca sabe cómo ocurrió. Oh, sí, el misterio de la vida, la inexactitud del pensamiento… La ignorancia de la humanidad… Para demostrar cuan poco dominio tenemos sobre nuestras posesiones —cuan accidental es nuestro vivir, después de tanta civilización—, séame permitido enumerar unas pocas cosas entre todas las que perdemos a lo largo de nuestra vida, comenzando por la pérdida que siempre me ha parecido la más misteriosa entre todas: ¿qué gato es capaz de masticar o qué ratón es capaz de roer, tres estuches azul pálido de herramientas para encuadernar libros? Luego vinieron los casos de las jaulas de pájaros, de los aros de hierro, de los patines metálicos, del recipiente para carbón estilo Reina Ana, del tablero de bagatela, del organillo… todo ello desaparecido, y también las joyas.
- Más ejemplos en: Monólogos sobre la vida
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