Ejemplos del
Género narrativo

El género narrativo es un género literario en el que un narrador relata hechos, reales o ficticios, que son protagonizados por personajes en un tiempo y lugar determinados. Por ejemplo: un cuento, una novela o una fábula.

El género narrativo se suele escribir en prosa, aunque existen algunos casos de poemas narrativos, como por ejemplo El gaucho Martín Fierro, de José Hernández, o La Ilíada, de Homero.

Asimismo, en este género, además de la narración, es habitual que se utilicen figuras literarias y diversos recursos discursivos como el diálogo y la descripción, que sirven para dotar a los textos de mayor expresividad.

Por otra parte, en la narrativa, quien cuenta la historia se denomina narrador, una entidad que enuncia y relata los hechos desde un punto de vista en particular. El narrador puede utilizar la primera persona (para generar una mayor cercanía con los hechos), la segunda persona (para apelar más directamente al lector) o la tercera persona (para generar una visión externa o más amplia). A su vez, el enfoque del narrador puede ir variando a lo largo de una misma obra.

Por lo general, los textos que pertenecen al género narrativo cuentan con una estructura interna que se compone de introducción, nudo y desenlace, y de una estructura externa que, dependiendo del género, serán capítulos, actos, secciones, partes o tomos.

Los otros dos grandes géneros literarios, además del narrativo, son el género lírico o poético, que se suele escribir en verso y expresa sentimientos o estados de ánimo de un yo lírico, y el género dramático, que se construye con diálogos y didascalias y está destinado a la representación.

Subgéneros narrativos

Dentro del género narrativo, se pueden encontrar diversos subgéneros, entre ellos:

  • Cuento. Suele estar escrito en prosa y se caracteriza por su brevedad, por el número reducido de sus personajes y por presentar una única trama central que lleva rápidamente a un desenlace.
  • Novela. De mayor extensión que el cuento, narra una sucesión de hechos reales o ficticios y suele presentar múltiples personajes dentro de una estructura más compleja.
  • Leyenda. Es una narración popular que combina hechos reales con otros sobrenaturales y que explica algún fenómeno de la vida de una cultura determinada. Tradicionalmente se han transmitido en forma oral, aunque actualmente también se compilan en versiones impresas.
  • Mito. Ofrece explicaciones sobre el origen del mundo y de los dioses, y sus relaciones con los seres humanos, y por lo general transmite la cosmovisión de una cultura en particular.
  • Fábula. Narra una historia breve usualmente protagonizada por animales que están personificados, por lo cual presentan características humanas, como la capacidad de hablar, pensar o enamorarse. Las fábulas contienen una enseñanza denominada “moraleja” y se proponen transmitir la moral de una sociedad.
  • Epopeya. Tiene un carácter mítico ya que narra hazañas de seres heroicos, dioses y seres mitológicos, y el narrador se sitúa por fuera de los hechos buscando cierta objetividad.
  • Cantar de gesta. Es una forma de épica que se dedica narrar las hazañas de los caballeros de la Edad Media. Se denominan “cantares” porque eran transmitidos por juglares que recitaban estas historias, debido al analfabetismo de la sociedad de la época (siglos XI y XII).
  • Parábola. Aunque es más breve que la fábula, también busca transmitir una enseñanza moral y lo hace a través del recurso de la analogía o el simbolismo.
  • Biografía. Es un relato escrito en tercera persona sobre la vida de un personaje y sus momentos más relevantes.
  • Crónica. Se trata de un texto periodístico que respeta el orden temporal de los hechos con el objetivo de contar una historia real, para lo cual se suelen utilizar diversos recursos literarios.
  • Noticia. Es un tipo de texto periodístico que da a conocer de forma breve y concisa un hecho real y de actualidad con una función informativa.
  • Reportaje. Es una investigación periodística de cierta extensión, en la cual se reconstruye un suceso o una serie de acontecimientos de carácter noticioso.

Ejemplos de género narrativo

  1. El corazón delator, de Edgar Allan Poe (ejemplo de cuento)

(Fragmento)

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente!

Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo?

Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo.

Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

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  1. La guerra y la paz, de León Tolstoi (ejemplo de novela)

(Fragmento)

Mi objetivo mañana no consistirá en pinchar y en matar, sino en evitar que mis soldados huyan del terror que les invadirá a ellos y a mí. Mi objetivo consistirá en que marchen juntos y asusten a los franceses y que los franceses se asusten antes que nosotros. Nunca ha sucedido ni sucederá que dos regimientos hayan chocado y peleado y es imposible. (Acerca de Schengraben, escribieron que chocamos de ese modo con los franceses. Yo estuve allí. Y no es cierto: los franceses huyeron). Si hubieran chocado, habrían estado luchando hasta que todos hubieran caído muertos o heridos, y eso nunca sucede.

  1. Flor de ceibo (ejemplo de leyenda)

Antes de la llegada de los españoles a América, vivía a orillas del río Paraná una joven llamada Anahí. No era especialmente hermosa, pero su cantar deleitaba a todos los habitantes de su pueblo.

Un día llegaron los invasores españoles, quienes destruyeron el pueblo y apresaron a los habitantes que sobrevivieron al ataque. Anahí estaba entre ellos. Esa noche, cuando el carcelero se durmió, Anahí le clavó un cuchillo y escapó. Sin embargo, fue apresada poco después y, en venganza por su rebeldía, la ataron a un árbol y la prendieron fuego.

Sin embargo, en lugar de consumirse, Anahí comenzó a cantar, y los invasores vieron sorprendidos cómo su cuerpo se transformaba en un manojo de flores rojas. Desde entonces, se la asocia con el ceibo, un árbol lleno de flores de ese color.

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  1. Rómulo y Remo (ejemplo de mito)

Numitor era el rey de Alba Longa, pero fue destronado por Amulio, su hermano. Rea Silvia, la hija de Numitor, tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo. Ella tenía miedo de que su tío los asesinara, entonces los colocó en una cesta y la dejó en un río.

Así fue como una loba encontró a los hermanos y los crio como si fueran sus hijos. Tiempo más tarde, fueron encontrados por dos campesinos que cuidaron de ellos. Un día, los gemelos descubrieron cuál era su identidad y fueron a Alba Longa para matar a Amulio y devolverle el trono a Numitor.

Su abuelo les agradeció la hazaña y les dio tierras en el Lacio, donde al poco tiempo Rómulo fundó Roma.

Más ejemplos en:

  1. La liebre y la tortuga (ejemplo de fábula)

Había una vez una liebre muy vanidosa por su velocidad. Siempre se burlaba de la lentitud de la tortuga. Esta no hacía caso a sus burlas, hasta que un día se cansó y la desafió a una carrera. La liebre estaba muy sorprendida, pero aceptó.

Se reunieron los animales a observar la carrera y se determinaron los puntos de partida y de llegada. Cuando comenzó la carrera, la liebre dio mucho tiempo de ventaja a la tortuga, mientras se burlaba de ella. Luego comenzó a correr y sobrepasó a la tortuga con mucha facilidad. A mitad de camino, se detuvo y se quedó descansando. Pero sin darse cuenta se quedó dormida.

Mientras tanto, la tortuga seguía avanzando lentamente, pero sin detenerse. Cuando la liebre se despertó, la tortuga estaba apenas a unos pasos de la meta, y aunque la liebre corrió tan rápido como pudo, no logró ganar la carrera.

La liebre aprendió valiosas lecciones ese día. Aprendió a no burlarse de los demás, ya que nadie puede considerarse superior a los otros, y además descubrió que lo más importante es mantener un esfuerzo constante cuando uno se propone un objetivo.

  1. La Odisea, de Homero (ejemplo de epopeya en verso)

(Fragmento: Encuentro de Ulises con las sirenas)

Entretanto la sólida nave en su curso ligero
se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía
mas de pronto cesó aquella brisa, una calma profunda
se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas.

Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la vela,
la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al remo,
blanqueaban de espumas el mar con las palas pulidas.
Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de cera
y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando
con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran
poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto.

Uno a uno a mis hombres con ellos tapé los oídos
y, a su vez, me ataron de piernas y manos
en el mástil, derecho, con fuertes maromas y, luego,
a azotar con los remos volvieron al mar espumante.
Ya distaba la costa no más que el alcance de un grito
y la nave crucera volaba, mas bien percibieron
las Sirenas su paso y alzaron su canto sonoro:

“Llega acá, de los dánaos honor, gloriosísimo Ulises,
de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro canto,
porque nadie en su negro bajel pasa aquí sin que atienda
a esta voz que en dulzores de miel de los labios nos fluye.
Quien la escucha contento se va conociendo mil cosas:
los trabajos sabemos que allá por la Tróade y sus campos
de los dioses impuso el poder a troyanos y argivos
y aún aquello que ocurre doquier en la tierra fecunda”.

Tal decían exhalando dulcísima voz y en mi pecho
yo anhelaba escucharlas. Frunciendo mis cejas mandaba
a mis hombres soltar mi atadura; bogaban doblados
contra el remo y en pie Perimedes y Euríloco, echando
sobre mí nuevas cuerdas, forzaban cruelmente sus nudos.
Cuando al fin las dejamos atrás y no más se escuchaba
voz alguna o canción de Sirenas, mis fieles amigos
se sacaron la cera que yo en sus oídos había
colocado al venir y libráronme a mí de mis lazos.

  1. El cantar de Roldán (ejemplo de cantar de gesta)

(Fragmento)

Oliveros ha subido a una colina. Mira hacia su derecha, y ve avanzar las huestes de los infieles por un valle cubierto de hierba. Llama al punto a Roldán, su compañero, y le dice:

—¡Tan crecido rumor oigo llegar por el lado de España, veo brillar tantas cotas y tantos yelmos centellear! Esas huestes habrán de poner en grave aprieto a nuestros franceses. Bien lo sabía Ganelón, el bajo traidor que ante el emperador nos eligió.

—¡Callad, Oliveros —responde Roldán—; es mi padrastro y no quiero que digáis ni una palabra más acerca de él!

Oliveros ha trepado hasta una altura. Sus ojos abarcan en todo el horizonte el reino de España y los sarracenos que se han reunido en imponente multitud. Relucen los yelmos en cuyo oro se engastan las piedras preciosas, y los escudos, y el acero de las cotas, y también las picas y los gonfalones atados a las adargas. Ni siquiera puede hacer la suma de los distintos cuerpos de ejército: son tan numerosos que pierde la cuenta. En su fuero interno, se siente fuertemente conturbado. Tan aprisa como lo permiten sus piernas, desciende la colina, se acerca a los franceses y les relata todo lo que sabe.

—He visto a los infieles —dice Oliveros—. Jamás hombre alguno contempló tan cuantiosa multitud sobre la tierra. Son cien mil los que están ante nosotros con el escudo al brazo, atado el yelmo y cubiertos con blanca armadura; relucen sus bruñidas adargas, con el hierro enhiesto. Habréis de dar una batalla como jamás se ha visto. ¡Señores franceses, que Dios os asista! ¡Resistid firmemente, para que no puedan vencernos!

Los franceses exclaman:

—¡Malhaya quien huya! ¡Hasta la muerte, ninguno de nosotros habrá de faltaros!

  1. Parábola del sembrador, Evangelio según San Mateo (ejemplo de parábola)

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar. Se reunió junto a Él tal multitud que hubo de subir a sentarse en una barca, mientras toda la multitud permanecía en la orilla. Y se puso a hablarles muchas cosas en parábolas, diciendo: “He aquí que salió el sembrador a sembrar. Y al echar la semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Otra, en cambio, cayó en buena tierra y dio fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta.

“Todo el que oye la palabra del Reino y no entiende, viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. Lo sembrado sobre terreno rocoso es el que oye la palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene en sí raíz, sino que es inconstante y, al venir una tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropieza y cae. Lo sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas sofocan la palabra y queda estéril. Por el contrario, lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta”.

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Equipo editorial, Etecé (3 de abril de 2024). Género narrativo. Enciclopedia de Ejemplos. Recuperado el 30 de octubre de 2024 de https://www.ejemplos.co/ejemplos-del-genero-narrativo/.

Sobre el autor

Fecha de publicación: 22 de noviembre de 2016
Última edición: 3 de abril de 2024

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