Ejemplos de
Literatura del modernismo

La literatura del modernismo es el conjunto de obras literarias que se escribieron en el modernismo, un movimiento que se produjo entre 1880 y 1920 en Hispanoamérica y que se caracterizó por una renovación del lenguaje y de la forma, un contenido exótico, el uso de símbolos e imágenes sensoriales y el refinamiento. Por ejemplo: “Nocturno”, de Rubén Darío.

Los autores del modernismo buscaban diferenciarse de algunas corrientes literarias contemporáneas, como el realismo, el naturalismo y el Romanticismo, pero usaron elementos de otras con las que se sentían identificados. Tal es el caso del parnasianismo, del que tomaron el refinamiento de la belleza, y del simbolismo, del que adaptaron la musicalidad y el uso de símbolos.

Además, el rechazo de la literatura y de la realidad del presente llevó a que los escritores se valieran de formas y de palabras del pasado o que inventaran nuevas. Por ejemplo, en el caso del lenguaje, se utilizaron cultismos (palabras del latín y del griego clásicos) o neologismos (términos nuevos e inventados).

La poesía es el género en el que más se destacó el modernismo, porque los poemas son los textos en los que hubo más experimentación formal. Sin embargo, en la narrativa, es decir, en las crónicas, los cuentos y las novelas, también hubo renovación, por ejemplo, se introdujeron recursos poéticos en la prosa.

El comienzo de la literatura de este movimiento se relaciona con la publicación de Azul…, de Rubén Darío, porque en este libro de poemas y relatos cortos se encuentran las características centrales del modernismo, por ejemplo, el arte como belleza, el uso de colores para simbolizar sentimientos y conceptos y la experimentación de la métrica en poesía y de la forma en prosa.

Características de la literatura del modernismo

Todas las características del modernismo están atravesadas por el objetivo de crear una literatura nueva y distinta. Por eso, se buscan elementos de otras culturas o del pasado.

  • Temas. Los temas son muy variados y muestran la evasión de la realidad y el rechazo hacia la literatura del presente. Los más destacados son el escepticismo, el amor idealizado, el cosmopolitismo, la sensibilidad, la melancolía, la expresión del yo, la sensualidad, el hastío, el arte y la poesía. Además, es muy común que haya sincretismo o amalgamiento de temas de distintas culturas. Se utiliza la descripción de lugares exóticos, la mitología y la historia de distintas sociedades, como la grecolatina, la oriental, la africana, la nórdica y la de los pueblos originarios.
  • Forma. La forma, generalmente, muestra un rechazo hacia la literatura del presente, aunque se utilizan procedimientos provenientes del parnasianismo y del simbolismo. En relación con la métrica, se emplean versos novedosos (el verso libre y el verso blanco) y versos antiguos de la literatura latina y de la medieval, como el verso alejandrino (de catorce sílabas) o los versos de nueve o doce sílabas. Además, también se usan composiciones del Siglo de Oro español, por ejemplo, el soneto.
  • Renovación del lenguaje. El lenguaje está atravesado por la inclusión de elementos del pasado, ya que se incorporan cultismos (palabras provenientes del latín y del griego clásico) y arcaísmos (palabras antiguas); de términos extranjeros, como los galicismos (palabras en francés); y de palabras completamente nuevas e inventadas, es decir, neologismos. Con esta renovación, las palabras dejan de ser un objeto de la comunicación cotidiana, para pasar a ser un objeto artístico y estético. 
  • Estilo. El estilo es preciosista, porque hay una preocupación por la estética y por la belleza; aristocrático, porque se diferencia del estilo del lenguaje corriente; y ornamental, porque hay abundancia de figuras retóricas, de procedimientos de la pintura y de musicalidad (producida por el ritmo y la rima).
  • Figuras retóricas y recursos literarios. Las figuras retóricas y los recursos literarios están presentes en toda la literatura del modernismo, ya que se usan para generar un efecto estético. Los más utilizados son: 
  • Imágenes sensoriales. Son descripciones que evocan todo aquello que puede ser percibido por los sentidos, como colores, olores, sonidos, sabores y texturas. Por ejemplo: El perfume de las rosas.
  • Sinestesia. Es la mezcla de dos sensaciones o de una sensación con un concepto o un sentimiento. Por ejemplo: Una verdad amarga.
  • Aliteración. Es la repetición de uno o de varios sonidos. Por ejemplo: La lata de la leche.
  • Adjetivación. Es la utilización de uno o varios adjetivos. Por ejemplo: El sol brillante y resplandeciente.
  • Metáfora. Es la relación que se establece entre un término real (aquello a lo que se hace referencia) y uno imaginario (aquel que designa el término real, pero con un sentido figurado). Por ejemplo: Alma de hielo.

Ejemplos de literatura del modernismo

Ejemplos de poesía del modernismo

  1. “Caupolicán”, de Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916)

Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta»,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

  1. Fragmento de “Tristissima nox”, de Manuel Gutiérrez Nájera (México, 1859-1895)

I

¡Hora de inmensa paz! Naturaleza
entregada en las horas de la noche
a insomnes trasgos y fantasmas fieros,
breves instantes dormitar parece
con espera del alba. Car el viento,
con las alas inmóviles, en tierra:
duerme la encina; el lobo soñoliento
se tiende dócil y los ojos cierra.
En el inmenso sueño, el sueño breve
que no agitan las lluvias torrenciales
y solo turban en el duro invierno
lentas lloviznas o menuda lluvia.
Es el inmenso sueño: paso a paso
la pantera que ha poco devoraba
a la mísera res, busca en silencio
el hediondo cubil: ya no se oye
de la culebra rápida el silbido,
y entre grandes lumbradas, que alimentan
las rajas crepitantes de la encina,
recuéstase el viajero de los bosques
al lado de su vieja carabina.
Todo reposa: por los aires huye,
tras diabólica bruja, el ágil duende;
se aproxima la luz, el mal concluye,
suben las almas y la paz desciende!

  1. “Del tirano”, de José Martí (Cuba, 1853-1895)

¿Del tirano? Del tirano 
Di todo, ¡di más!, y clava 
Con furia de mano esclava 
Sobre su oprobio al tirano.

¿Del error? Pues del error 
Di el antro, di las veredas 
Oscuras: di cuanto puedas 
Del tirano y del error.

¿De mujer? Bien puede ser 
Que mueras de su mordida; 
¡Pero no empañes tu vida 
Diciendo mal de mujer!

  1. “Tú dormías”, de Delmira Agustini (Uruguay, 1886-1914)

Engastada en mis manos fulguraba
como extraña presea, tu cabeza;
yo la ideaba estuches, y preciaba
luz a luz, sombra a sombra su belleza. 

En tus ojos tal vez se concentraba
la vida, como un filtro de tristeza
en dos vasos profundos… Yo soñaba
que era una flor de mármol tu cabeza…

Cuando en tu frente nacarada a luna,
como un monstruo en la paz de una laguna
surgió un enorme ensueño taciturno…

¡Ah! tu cabeza me asustó… Fluía
de ella una ignota vida… Parecía
no sé qué mundo anónimo y nocturno…

  1. Fragmento de “El canto de la angustia”, de Leopoldo Lugones (Argentina, 1874-1938)

(…)

Y de pronto, desde la puerta cerrada
me dio en la nuca un soplo trémulo.
Y conocí que era la cosa mala
de las casas solas y miré en blanco trecho,
diciéndome: «Es una absurda
superstición, un ridículo miedo».
Y miré la pared impávida,
y noté que afuera había parado el viento.

¡Oh aquel desamparo exterior y enorme
del silencio!
Aquel egoísmo de puertas cerradas
que sentía en todo el pueblo.
Solamente no me atrevía
a mirar hacia atrás, aunque estaba cierto
de que no había nadie; pero nunca
¡oh nunca, habría mirado de miedo!
Del miedo horroroso
de quedarme muerto.
Poco a poco, en vegetante
pululación de escalofrío eléctrico,
erizáronse de mi cabeza
los cabellos,
uno a uno los sentía,
y aquella vida extraña era otro tormento.

Y contemplaba mis manos
sobre la mesa, qué extraordinarios miembros;
mis manos tan pálidas,
manos de muerto.
Y noté que no sentía
mi corazón desde hacía mucho tiempo.
Y sentí que te perdía para siempre,
con la horrible certidumbre de estar despierto.
Y grité tu nombre
con un grito interno,
con una voz extraña
que no era la mía y que estaba muy lejos.
Y entonces aquel grito
sentí que mi corazón muy adentro,
como un racimo de lágrimas,
se deshacía en llanto benéfico.
Y que era un dolor de tu ausencia
lo que había soñado despierto.

  1. “Noche”, de Amado Nervo (México, 1870-1919)

¡Madre misteriosa de todos los génesis, madre
portentosa, muda y fiel de las almas excelsas;
nido inmensurable de todos los soles y mundos;
piélago en que tiemblan los fiats de todas las causas!
¡Oh camino enorme que llevas derecho al enigma;
reino de los tristes, regazo de nuestra esperanza;
taciturno amparo de males de amor sin remedio;
madrina enlutada de bellas adivinaciones;
ámbito en que vuelan las alas de azur de los sueños:
sean mis pupilas espejo que copie tus orbes;
sea tu silencio sutil comunión de mi vida;
sean tus arcanos divino aguijón de mi mente;
sea tu remota verdad, tras la tumba, mi herencia!

  1. Fragmento de “Los camellos”, de Guillermo Valencia (Colombia, 1873-1943)

Dos lánguidos camellos, de elásticas cervices,
de verdes ojos claros, y piel sedosa y rubia,
los cuellos recogidos, hinchadas las narices,
a grandes pasos miden un arenal de Nubia.

Alzaron la cabeza para orientarse, y luego
el soñoliento avance de sus vellosas piernas
–bajo el rojizo dombo de aquel cenit de fuego–
pararon silenciosos, al pie de las cisternas…

Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico,
y ya sus ojos queman la fiebre del tormento:
tal vez leyeron, sabios, borroso jeroglífico
perdido entre las ruinas de infausto monumento.

Vagando taciturnos por la dormida alfombra,
cuando cierra los ojos el moribundo día,
Bajo la virgen negra que los llevó en la sombra
Copiaron el desfile de la melancolía… (…)

  1. “Nostalgia”, de José Santos Chocano (Perú, 1875-1934)

Hace ya diez años
que recorro mundo,
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive de prisa no vive de veras;
quién no echa raíces no puede dar fruto.
Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdo, ni rastro ninguno,
es triste; y más triste para quien se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.
Quisiera ser árbol mejor que ser ave;
quisiera ser leño mejor que ser humo…
Y al viaje que cansa
prefiero el terruño.
la ciudad nativa con sus campanarios;
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho.
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
Que en cada montaña; da vuelta a un nudo;
Y entonces comprendo que el camino es largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua:
que el paisaje es mustio…
¡Señor! ¡ya me cansó vagar, ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos… Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y triunfos;
y yo a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noche de mis aventuras
y acabaré en esta frase de infortunio:
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!

  1. Fragmento de “El poema de Okusai”, de José Juan Tablada (México, 1871-1945)

Desde el Dios hasta el samurai,
desde el águila hasta el bambú,
todo lo dibujó Okusai
en la “Mangua” y en el “Guafú”.

Y la planta y el animal
ahora viven sobre el papel,
con el astro y el mineral,
por la gloria de su pincel.

Las antenas de los insectos,
la nube, la ola, la llama,
y los increíbles aspectos
de la cumbre del Fuzi Yama;

y los puentes y las cascadas
junto al templo en el bosque hundido,
y el encanto de las posadas
a lo largo del Tokaído.

¡Desde el astro hasta el caracol,
de la perla al sapo de lodo,
Okusai lo dibujó todo,
desde las larvas hasta el Sol! (…)

  1. “Magna voce per umbras”, de Antonio Machado (España, 1875-1939)

Un barco: tan singular
que finge a la mente incauta
la visión de un sueño nauta
peregrino del azar.

De su proa, si el bregar,
del viento no las ahoga,
surge una voz que interroga,
surge otra voz que responde:
Una voz que inquiere: ¿dónde?
y otra voz que ordena: ¡boga!

Hincha rugiendo el titán
Atlante su ola fiera
como un gran vientre que fuera
a parir a Leviatán:

Y entre los soplos que van
combando el mar que se azoga,
surge una voz que interroga,
surge otra voz que responde:
Una voz que inquiere: ¿dónde?
y otra voz que ordena: ¡boga!

Pobre espíritu que avanza
con su galera por los 
océanos, hacia un Dios
y un ribazo que no alcanza!

Vanamente su esperanza
con el abismo dialoga!
surge una voz que interroga,
surge otra voz que responde:
Una voz que inquiere: ¿dónde?
y otra voz que ordena: ¡boga!

Ejemplos de narrativa del modernismo

  1. “Un café”, de Julián del Casal (Cuba, 1863-1893). En esta crónica se describe un café de manera pesimista, porque es un lugar que produce hastío y en el que todo es efímero. Además, se utilizan recursos de la poesía modernista, como los símbolos para hacer referencia a los estados de ánimo, los procedimientos pictóricos y las imágenes visuales y auditivas.
  2. “El día de Gracias”, de José Martí (Cuba, 1853-1895). En esta crónica se describe cómo se celebra el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, a través de una crítica al capitalismo y a la modernización. Se comentan las características de este país relacionadas con la población, la sociedad, la economía y la vida cotidiana.
  3. “En busca de cuadros”, de Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916). En esta crónica se narra el periplo de un artista y se contrapone la imagen caótica de la ciudad con la descripción de la tranquilidad de la naturaleza. 
  4. Ídolos rotos, de Manuel Díaz Rodríguez (Venezuela, 1871-1927). En esta novela se narra la historia de Alberto Soria, un escultor a quien le cuesta adaptarse a su entorno social. Además, hay una crítica a la sociedad, a la política y a la cultura de la época.
  5. “La última guerra”, de Amado Nervo (México, 1870-1919). En este relato se narra una historia distópica, en la que los animales se alzan contra las personas y crean un sistema de gobierno totalitario y represor.

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Referencias

  • Baker, P. (2017). Modernismo. En Moreiras, A. & Villacañas, J. (Eds.), Conceptos fundamentales del pensamiento latinoamericano actual. Biblioteca nueva.
  • Ferrada A, R. (2009). El modernismo como proceso literario. Literatura y lingüística, (20), 57-71. Disponible en: Scielo
  • Litvak, L. (1981). El modernismo. Taurus Ediciones.
  • Santa Cruz Achurra, E. (2015). Las crónicas de José Martí y el origen del periodismo moderno latinoamericano. Literatura y lingüística, (31), 51-68. Disponible en: Scielo

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Giani, Carla (24 de octubre de 2024). Literatura del modernismo. Enciclopedia de Ejemplos. Recuperado el 26 de noviembre de 2024 de https://www.ejemplos.co/literatura-del-modernismo/.

Sobre el autor

Autor: Carla Giani

Profesorado en Letras (Universidad de Buenos Aires).

Fecha de publicación: 31 de julio de 2022
Última edición: 24 de octubre de 2024

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