La sátira es un género o texto literario que puede estar en prosa o en verso y en el que, con procedimientos humorísticos o burlescos, se critican maneras de ser y de comportarse. Por ejemplo: Las metamorfosis, de Apuleyo.
En los textos satíricos se utilizan la ironía, la ridiculización, la caricaturización y el sarcasmo para mostrar desaprobación respecto a una persona, un grupo social, un tema o un fenómeno con el objetivo de que el lector reciba una enseñanza moral o modifique determinados hábitos.
Según especialistas en el tema, la sátira es una composición típica romana que surgió en el siglo II a. C., pero que retoma la ironía de la poesía yámbica griega y de las comedias de Aristófanes. Sin embargo, otros sostienen que los textos de Menipo de Gadara del siglo III a. C. fueron las primeras sátiras, que después dieron lugar a la sátira menipea.
De todas formas, la sátira como composición poética y como género literario fue escrita y desarrollada en distintos períodos y movimientos artísticos posteriores, como el Siglo de Oro y el Neoclasicismo.
Para tener en cuenta: Los conceptos de sátira y parodia no son sinónimos, aunque sean dos formas de ironía. En la sátira el objeto ridiculizado o criticado es un sujeto, un grupo social o una manera de pensar. En cambio, en la parodia el objeto sobre el que se ironiza es otro texto, procedimiento o género literario. Sin embargo, esto no implica que en una misma obra pueda haber sátira y parodia.
- Ver además: Sarcasmo e ironía
Características de la sátira
- Tipos de textos. La sátira se encuentra presente en distintos tipos de textos:
- Textos en verso. Son, generalmente, poesías. Por ejemplo: sonetos, romances, epigramas y letrillas.
- Textos en prosa. Son, generalmente, textos narrativos. Por ejemplo: novelas y ensayos.
- Sátiras menipeas. Son aquellas en las que se mezclan verso y prosa.
- Obras de teatro. Suelen ser comedias, aunque también puede haber sátira en tragedias.
- Temas. Los temas o los objetos hacia los que se dirige la sátira pueden ser las formas de comportarse, una persona específica, un grupo social, una ideología, un régimen político, una manera de pensar, teorías filosóficas o científicas, entre otros.
- Estilo. El estilo de la sátira siempre es irónico, pero también suele ser burlesco, humorístico o sarcástico.
- Objetivo. El objetivo de la sátira es criticar para transmitir una enseñanza moral, para modificar el comportamiento de las personas y para mostrar la desaprobación del autor respecto al tema ironizado.
- Figuras retóricas y recursos literarios. Las figuras retóricas y los recursos literarios que se emplean en la sátira son la hipérbole, la comparación, la caricaturización, el doble sentido, la yuxtaposición, entre otros.
Ejemplos de sátira
- Fragmento de Libro XIII, de Cayo Lucilio (148 o 147-102 o 101 a. C.). Es una sátira en verso en la que se ironiza sobre los banquetes.
Añade viniendo de Siracusa una bolsa de cordobán…
Suprímanse ante todo los banquetes solemnes y las francachelas.
Esto mismo se hace en un banquete; presentarás ostras compradas por muchos miles de sestercios.
Pero cuando nos recostamos a la mesa, ampliamente abastada, a costa de grandes gastos…
El alimento del convite fue idéntico al que toma el todopoderoso Júpiter.
Y no como un pobre, con un plato roto de tierra de Samos. (…)
- Fragmento de “Primera sátira” del Libro I, de Quinto Horacio Flaco (65-8 a. C.). Es una sátira en verso en la que se critica el comportamiento de determinados sujetos.
¿Por qué será que nadie bien hallado
Vive, o Mecenas, con aquel estado
Que, tal vez, el acaso le destina,
O a quien por elección, tal vez, se inclina?
¿Y ha de tener cualquiera
Por feliz al que sigue otra carrera?
Dichoso el Mercader! Dice el Soldado,
De años y fatigas quebrantado.
Oh! Clama el Mercader, por otra parte,
Cuando su nave sufre adverso viento,
Más vale, sí, la profesión de Marte.
¿A qué está reducido? En un momento,
La pelea se traba,
Y en pronta muerte acaba,
O en festivo y glorioso vencimiento.
El abogado con envidia alaba
Al Labrador, si antes que el gallo cante
Llamando está a su puerta el Litigante:
Y al mismo Labrador, cuando abandona
Sus haciendas, y en Roma comparece
Porque de su persona
Un fïador responde, le parece
Que solo el Ciudadano es envidiable.
De esto hay tantos ejemplos cada día,
Que aun Fabio, el hablador infatigable,
Si los fuera a citar, se cansaría.
Y por no entretenerte mas prolijo,
Oye a qué fin mi plática dirijo.
Si les dijera un Dios: Vaya en-buen-hora;
Que a comentaros vengo; tú, Soldado,
Has de ser Mercader; y tú, Abogado,
En Labrador de volverás ahora:
Trocad vuestros papeles: idos: ea! (…)
- Fragmento de “Sátira sexta. Contra los Avaros”, de Aulo Persio Flaco (34-62 d. C.). Es una sátira en verso en la que se critica la avaricia.
(…) No me inquieta aquí el vulgo, ni me inquieta
Lo que el viento cruel del mediodía
A los rebaños infelices guarda.
Ni si por dicha la heredad vecina
es mejor que la mía. En horabuena
Enriquézcanse aquellos que indigna
Condición se levantan; no por eso
La vejez prematura me contrista,
Ni mi alimento amenguaré, ni ansioso
Iré a poner de una botella insípida
La nariz en el sello. Que otro piense
Diversamente. Horóscopo, tú guías
A dos gemelos por distintos rumbos:
El uno solo en su natal prodiga
Legumbres secas que humedece diestro
Con salmuera comprado en vil vasija,
Rociando él mismo el plato con pimienta
Que cual cosa sagrada participa,
Mientras que el otro a grandes dentelladas
Su rico patrimonio dilapida.
Yo el favor gozaré de mi fortuna,
Sin que por eso a mis libertos sirva
El exquisito rodaballo, o quiera
Que ejercitado el paladar distinga
De todas las especies. Vive solo
Con lo que tu cosecha propia rinda;
El grano muele que tus trojes guardan
¿Qué es lo que por ventura te intimida? (…)
- Fragmento de “Sátira V”, de Décimo Junio Juvenal (60-128 d. C.). Es una sátira en verso en la que se critica el comportamiento del rey en un banquete.
(…) Si todavía no te avergüenzas del plan que llevas y tu actitud es la misma,
a saber, considerar el sumo bien vivir de las migajas ajenas,
si eres capaz de aguantar lo que no habría soportado ni Sarmiento
ni el vendido de Gaba en la mesa discriminatoria del César,
aunque me lo jures, tendría miedo de confiar en tu testimonio.
No conozco nada más frugal que el estómago. Supón, sin embargo,
que te falta justamente lo que precisa una barriga vacía:
¿no hay un escalón libre? ¿No hay en algún sitio un puente y un pedazo
de estera aunque sea menos de la mitad? ¿Tanto aprecias una cena insultante?
¿Tan famélica es tu hambre, cuando es posible temblar de frío allí,
pero más honrosamente, y morder un pedazo de pan mugriento y para perros?
En primer lugar, métete en la cabeza que cuando te invitan a comer
recibes un salario íntegro por tus antiguos servicios.
El fruto de una amistad importante es el alimento: el rey lo pone a tu cuenta,
y, por más raro que suene, lo pone a tu cuenta, sí.
(…) Mira qué cuerpo tiene la langosta que traen al amo, cómo
realza la bandeja, y con qué guarnición de espárragos tan completa,
y esa cola con la que desdeña a la concurrencia mientras se aproxima
traída en alto por las manos del imponente camarero.
A ti en cambio se te sirve en una escudilla minúscula un langostino
encerrado dentro de medio huevo, una comida de ofrenda fúnebre.
El amo rocía su pescado con aceite del Venafro. Por el contrario,
la col descolorida que te traen a ti, desgraciado, olerá
a candil. Porque en vuestros platos se pone el aceite
que han transportado con proa aguda los barcos de los Micipsas (…)
- Fragmento de “ Icaromenipo o por encima de las nubes”, de Luciano de Samósata (125-181 d. C.). Es una sátira menipea que está escrita en forma de diálogo y en la que se ironizan diversas corrientes filosóficas.
(…) Menipo. —Escucha, pues, ya que no me parece de buena educación el espectáculo de dejar a un amigo con la boca abierta, sobre todo si, como tú dices, está colgando de los oídos.
Tan pronto como yo, en mi investigación sobre la vida, comencé a descubrir que todas las empresas humanas eran ridículas, mezquinas e inseguras -me refiero a las riquezas, cargos y poderes-, optando por despreciarlas al considerar que el esfuerzo para conseguirlas era un obstáculo para lograr las verdaderamente serias, traté de alzar la mirada y contemplar el Universo. A la sazón, me produjo gran perplejidad de entrada eso que los filósofos llaman “Cosmos”, pues no podía descubrir cómo se había formado, quién era su artífice, cuál su comienzo y a qué fin tendía. (…)
Hallándome en ese punto, entendí que lo mejor era aprender todas estas cuestiones de esos conocidos filósofos, en la creencia de que ellos podrían explicarme toda la verdad. Por tanto, tras seleccionar a los mejores de estos, según podía suponer por la gravedad y palidez del rostro y espesor de la barba -muy grandilocuentes y conocedores del firmamento se me mostraron al punto tales varones-, me entregué en sus manos mediante el desembolso de una crecida suma, en parte al contado en aquel momento, conviniendo pagar el resto más tarde, tras alcanzar la cumbre de la sabiduría; esperaba, pues, adquirir la ciencia de los fenómenos celestes y comprender el sistema del Universo. Mas ellos distaron tanto de sacarme de mi antigua ignorancia, que provocaron mi caída en mayores perplejidades, al verter sobre mí, día a día, primeros principios, causas finales, átomos, vacíos, elementos, ideas y otras cosas por el estilo. Pero lo que me resultaba más arduo de todo era el hecho de que ninguno de ellos coincidía con otro cuando explicaba, sino que todas las doctrinas eran contradictorias y opuestas; y, sin embargo, cada uno intentaba convencerme y ganarme para su propia teoría.
Amigo. —Extraño es lo que cuentas. Sorprende que, siendo sabios esos varones, se pelearan entre sí por causa de sus teorías y no compartieran idénticas ideas sobre idénticas cuestiones. (…)
- Fragmento de “Calabacificación del divino Claudio”, de Lucio Anneo Séneca (4 a. C.-65 d. C.). Es una sátira menipea en la que se ironiza sobre la deificación de Claudio, un emperador romano.
(…) Escuchad lo que sucedió en el cielo. De la veracidad es único responsable mi informador. Se anuncia a Júpiter que ha llegado un sujeto de buena estatura, bien entrado en canas; que amenaza no sé qué, pues sin parar menea la cabeza, y que arrastra el pie derecho; cuando se le preguntó de qué nacionalidad era, respondió no sé qué, con tono alterado y voz confusa; no se comprende su jerga; no es ni griego ni romano ni de ningún pueblo conocido.
3. Entonces Júpiter manda que Hércules, que había recorrido el mundo entero y parecía conocer todos los países, vaya y averigüe a qué nación pertenece. Hércules, a la primera ojeada, sufrió un tremendo sobresalto, como si todavía le quedaran monstruos por temer. Al reparar en la catadura nunca vista, en los peregrinos andares, en la voz no de animal terrestre, sino cual suelen tener los monstruos marinos, ronca y embarullada, pensó que le había llegado el decimotercer trabajo. Al mirarlo con más detenimiento, le pareció ver una especie de hombre. Conque se acercó a él y -cosa sencillísima para un paisano de Grecia- le espeta:
“¿Quién eres y de dónde vienes? ¿Dónde está tu ciudad [y tus progenitores]?”
Claudio se regocija de que haya allí hombres de letras, y espera que algún lugar habrá para sus historias. Así, también él responde con otro verso de Homero, dando a entender que es César:
“Un viento llevándome de Ilio me aproximó a los Cicones”,
pero el verso siguiente era más exacto, y no menos homérico:
Allí arrasé a la ciudad y exterminé al pueblo. (…)
- Fragmento de “Aula de cortesanos”, de Cristóbal de Castillejo (1490-1550). Es un poema satírico dialogado en el que se critica y se ridiculiza a los sujetos de la corte.
(…) Lucrecio: Y así va
el mundo, do nunca habrá
en este caso mudança;
que nadie vale más ya
de cuanto tiene y alcança,
como vemos
en mil ruines que sabemos
presumir de caballeros,
de quien gran caso hacemos
por solo tener dineros
y poder,
y otros que, por carescer
destes bienes temporales,
nadie los echa de ver
siendo nobles y leales;
de manera
que me esfuerça, aunque no quiera,
por no dormir en las pajas,
buscar camino o carrera
de mejorar mis alhajas.(…)
- “A don Francisco de Quevedo”, de Luis de Góngora (1561-1627). Es un soneto, en el que el objetivo de la sátira es una persona en especial, el escritor Francisco de Quevedo.
Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía,
que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope.¿No imitaréis al terenciano Lope,
que al de Beleforonte cada día
sobre zuecos de cómica poesía
se calza espuelas, y le da un galope?Con cuidado especial vuestros antojos
dicen que quieren traducir al griego,
no habiéndolo mirado vuestros ojos.Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
porque a luz saque ciertos versos flojos,
y entenderéis cualquier greguesco luego.
- Fragmento de “Sátira segunda. A Arnesto. Sobre la mala educación de la nobleza”, de Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Es una sátira en la que se critican y se ridiculizan los hábitos, los conocimientos y la educación de los nobles.
(…) Tal es, tan rancia y tan sin par su alcurnia,
que aunque embozado y en castaña el pelo,
nada les debe a Ponces ni Guzmanes.
No los aprecia, tiénese en más que ellos,
y vive así. Sus dedos y sus labios,
del humo del cigarro encallecidos,
índice son de su crianza. Nunca
pasó del B-A ba. Nunca sus viajes
más allá de Getafe se extendieron.
Fue antaño allá por ver unos novillos
junto con Pacotrigo y la Caramba.
Por señas, que volvió ya con estrellas,
beodo por demás, y durmió al raso.
Examínale. (…) nada sabe.
Trópicos, era, geografía, historia
son para el pobre exóticos vocablos. (…)
- Fragmento de “La vanidad”, de Voltaire (1694-1778). Es una sátira en la que se hace una reflexión moral sobre la vanidad.
¿Por qué estraño accidente,
Dime, pobre criatura,
Cubre ese adusto ceño tu ancha frente?
¿Cuál es, dime, la causa
Que abultados tus ojos centellan
La rabia y el furor? -El universo
Vengar debe así mi honor ultrajado;
Por él soy contemplado,
Y los futuros siglos
Con imparcial justicia
Vean de mis contrarios la malicia.
-El universo, amigo, nada piensa
Ni ha pensado de ti, y aun mucho menos
Tendrá posteridad que hacer contigo.
Cuida pues, tus negocios
Con sensata cordura, y de tu vida
Los fugaces momentos aprovecha (…)
Test interactivo para practicar
Sigue con:
- Diferencia entre prosa y verso
- Caricatura literaria
- Tipos de literatura
- Tipos de poemas
- Género lírico
Referencias
- Hutcheon, L. (1992). Ironía, sátira y parodia. Una aproximación pragmática a la ironía. En H. Silva (Ed.), De la ironía a lo grotesco (173-193). Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.
- Ministerio de Educación y Formación (España). (2010). Introducción a los géneros literarios: teoría y ejercicios. Secretaría General Técnica.
- Munguía Zatarain, M. E. y Gidi Blanchet, C. E. (2015). Sátira. En Diccionario Español de Términos Literarios Internacionales. Disponible en: DETLI
- Rest, J. (1991). Conceptos de literatura moderna. CEAL.
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