Un vistazo al complejo mundo de los animales
Cuando hablamos de un animal, nos estamos refiriendo a un organismo viviente dotado de características muy específicas, compartidas por todos aquellos que, tal como los seres humanos, formamos parte del reino animal, o sea, del Regnum animalia, en términos científicos tradicionales: uno de los cinco reinos de la vida conocida. La ciencia que estudia los animales es la zoología.
Desde un punto de vista técnico, un animal es un ser viviente pluricelular (o sea, compuesto por muchas células), eucariota (o sea, que dichas células tienen un núcleo identificable) y heterótrofo (o sea, que se alimenta de materia orgánica proveniente de otros seres vivos), dotado generalmente de movilidad propia y dependiente del consumo de oxígeno (o sea que todos los animales respiran).
Se trata de un grupo de seres vivos muy vasto y muy diverso, estrechamente emparentado con el reino de los hongos (Regnum fungi), que surgió en la Tierra hace alrededor de 542 y 530 millones de años, en la llamada “explosión cámbrica”: un importante evento de proliferación y diversificación de la vida que tuvo lugar en los mares del período Cámbrico.
En este reino abarca el 20 % de la vida que existe hoy en el planeta (lo cual equivale a apenas el 1 % de todas las especies animales que han existido a lo largo de la historia), es decir, casi un millón y medio de especies diferentes descritas, agrupadas en diferentes categorías dependiendo de la forma de sus cuerpos y de ciertos rasgos fundamentales. Estas categorías, sin embargo, han variado en el tiempo conforme aprendemos más y más sobre los animales.
Clasificación de los animales
Los primeros biólogos en el siglo XVIII propusieron apenas seis categorías para clasificar a todas las especies animales, pero hoy se estiman en 32 las categorías (filos, del latín phylum) reconocidas para organizar toda la vida animal conocida. Todos estos filos, sin embargo, pueden organizarse en dos grandes grupos, dependiendo de si sus especies presentan o no un esqueleto interno similar al nuestro: los vertebrados y los invertebrados, respectivamente.
La clasificación biológica del reino animal es motivo de continuo estudio y discusión, pero popularmente se emplean para ello ciertas categorías históricas (poco exactas científicamente), que resultan más o menos útiles para diferenciarlos en la vida cotidiana. Solemos hablar de:
- Los mamíferos. Son aquellos animales que son paridos por sus madres al término del embarazo (o sea, son vivíparos) y son alimentados por ella a través de leche materna. Algunos ejemplos son los seres humanos, las vacas, los caballos y los elefantes.
- Las aves. Son animales de cuerpo liviano y emplumado, dotados de alas y un pico duro sin dientes. Suelen ser capaces de volar y se reproducen mediante la puesta de huevos (o sea, son ovíparos). Algunos ejemplos son las gallinas, los avestruces, los cóndores, los cuervos y las urracas.
- Los reptiles. Están emparentados estrechamente con las aves. Son animales de cuerpo frío y escamoso, incapaces de regular la temperatura de su cuerpo y que se reproducen mediante la puesta de huevos (oviparismo). Algunos ejemplos son las serpientes, los cocodrilos, las iguanas, las tortugas y los geckos.
- Los artrópodos. Son animales muy numerosos y de pequeño tamaño, dotados de patas articuladas y cuerpos con un esqueleto externo, que se reproducen mediante la puesta de huevos. Algunos ejemplos son las pulgas, mosquitos, mariposas, arañas, escorpiones, entre otros.
- Los anfibios. Son animales terrestres que se reproducen en el agua y pasan en ella la primera parte de sus vidas hasta que una metamorfosis les permite desechar las branquias y obtener a cambio pulmones, pasando del hábitat acuático al terrestre. Algunos ejemplos son las ranas, los sapos, las salamandras, etc.
- Los anélidos (o gusanos). Son animales de cuerpo alargado y segmentado, tanto aquellos de cuerpo cilíndrico, como aquellos de cuerpo plano. Algunos ejemplos son las lombrices y las sanguijuelas.
- Los peces. Son los animales acuáticos por excelencia, dotados de branquias para filtrar el oxígeno del agua y cuerpos escamados con forma de torpedo. Se reproducen mediante la puesta de huevos y pueden tener esqueletos óseos o cartilaginosos. Algunos ejemplos son las sardinas, el atún, el pez payaso.
Sin embargo, esta clasificación deja por fuera a muchas especies animales y permite un amplio margen de confusión entre un grupo y otro. Hoy los especialistas prefieren una clasificación general más amplia y abarcativa, atendiendo a los rasgos mínimos esenciales de las especies. Por lo tanto, es posible también comprender la vastedad del reino animal en base a dos grandes grupos fundamentales:
- Los animales con simetría bilateral. Tienen un cuerpo que se puede dividir a lo largo de un eje vertical y obtener dos mitades simétricas: una derecha y una izquierda, como es el caso del cuerpo humano.
- Los animales con simetría radial. Tienen cuerpos que son redondos o tubulares y, por lo tanto, al cortarse con una línea imaginaria producen dos segmentos iguales, siempre y cuando se lo haga como se traza el diámetro de un círculo. Tal es el caso, por ejemplo, de los erizos de mar.
Sean del tipo que sean, los animales son criaturas con un gran éxito evolutivo, adaptadas a absolutamente todos los hábitats del planeta en los que tenga presencia el oxígeno. Esto se debe a que todos los animales respiran, o sea, consumen oxígeno del medio ambiente y expulsan a cambio dióxido de carbono. El oxígeno obtenido de esta manera es empleado para oxidar los azúcares que se incorporan en la ingestión de materia orgánica, y así fabricar la energía química necesaria para las funciones vitales.
Ahora bien, para conseguir dicha materia orgánica, los animales pueden recurrir a cuatro estrategias diferentes, dependiendo de la especie:
- Los animales herbívoros. Obtienen su alimento de las plantas y sus subproductos, ya sean las hojas, tallos, semillas, cortezas, raíces, flores, frutos o incluso la savia. Este es el caso, por ejemplo, de animales como el buey, la jirafa o el caballo, pero también de numerosas especies de aves y de insectos.
- Los animales carnívoros. En cambio, son depredadores de otros animales, sean estos herbívoros o de otro tipo. Estos animales poseen métodos y cuerpos especializados para dar cacería a otros animales y consumir su carne, de la que obtienen los nutrientes que necesitan. Es el caso del león, el tiburón o la mantis religiosa.
- Los animales omnívoros. También llamados oportunistas, son aquellos que tienen una dieta diversa y basada en lo que permita la ocasión: pueden cazar animales pequeños o animales más grandes pero heridos, pueden devorar huevos o crías de otras especies, pero también consumir frutos, hongos y vegetales. El mejor ejemplo de ello lo constituimos los seres humanos.
- Los animales detritófagos o descomponedores. Por su parte, son aquellos que se nutren de la materia orgánica en descomposición, o sea, de residuos. Estos residuos pueden ser la carroña dejada por los carnívoros, las defecaciones de animales más grandes o simplemente la materia vegetal que se cae y descompone. Este es el caso de muchas especies de insectos y de los buitres, carroñeros por excelencia.
Herbívoros, depredadores, detritófagos y omnívoros coexisten en los distintos ecosistemas y se mantienen en un tenso equilibrio poblacional. Conforman un ciclo de transmisión de energía y materia de unas especies a otras, a medida que compiten por los recursos necesarios para sobrevivir. Y esa competencia es, además, el motor de las fuerzas evolutivas que crean nuevas especies, mejor adaptadas a los retos de su entorno.
Referencias:
- “Texto informativo” en Wikipedia.
- “Animalia” en Wikipedia.
- “Los animales” en el Gobierno de Canarias (España).
- “Los animales” (video) en La Eduteca.
- “Animal Kingdom” en BYJU’s Classes.
- “Animal (organism)” en The Encyclopaedia Britannica.
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